Hay lugares que no necesitan presentación, lugares donde la belleza habla sola y la ciudad parece detenerse por un instante para regalarte una pausa. El mirador de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) es uno de ellos.

Ubicado dentro del campus universitario, este rincón se ha convertido en el punto de encuentro de muchos. Un sitio sencillo y acogedor, donde el diseño guarda armonía con la naturaleza: bancas de madera que invitan a sentarse, techos de estructura cálida que te cobijan del sol y la lluvia, y caminos que guían el paso. Y, por encima de todo esto, una vista amplia y generosa que abraza cada rincón de la ciudad. 

Desde aquí, Loja se despliega tranquila y majestuosa, con sus tejados rojos que contrastan con el verde intenso de sus montañas. En el horizonte, los molinos eólicos giran lentamente, símbolos de un progreso sostenible, mientras la vida cotidiana se observa a lo lejos, con ese ajetreo suave y apacible que define a esta ciudad única. Todo, desde una sola toma. 

Al llegar, lo primero que se percibe es la brisa fresca que acaricia el rostro y el sonido suave de las hojas que se mueven con el viento. Risas lejanas y pasos que se acercan o se alejan. Hay quienes eligen las mañanas para venir aquí, con un cuaderno y una taza de café, para buscar inspiración o simplemente pensar con calma. Otros prefieren las tardes, cuando el sol comienza a esconderse tras las montañas, el cielo se tiñe con tonos naranja intensos y la ciudad poco a poco se enciende con luces que parecen estrellas a ras de suelo. 

Algunos visitan el mirador en grupo, para compartir charlas y momentos que se vuelven memorables. Otros llegan en silencio, para encontrarse consigo mismos. Parejas que se han dicho “te quiero” por primera vez, amigos que han reído hasta quedarse sin aliento, personas que han hallado en este lugar la calma necesaria para recomenzar. Aquí han nacido promesas, han terminado nostalgias y han comenzado nuevas ideas. 

Y es que el mirador tiene esa magia, la de volver especial cualquier momento. Una conversación se vuelve íntima y ese café se vuelve cálido. Es un sitio donde uno se reencuentra con lo simple, con lo bello, con lo que no necesita más adornos más que la esencia de esta pequeña gran ciudad.  

Este rincón de la UTPL, pensado originalmente para la comunidad universitaria, también se abre a quienes llegan de visita. Lo conocen estudiantes de otras universidades que participan en intercambios o congresos, académicos que llegan para compartir sus investigaciones, familias que acompañan a los graduados en uno de los días más importantes de sus vidas, y alumnos de la modalidad a distancia que, por primera vez, recorren el campus que ha sido parte de su formación. Todos ellos encuentran en el mirador un lugar para detenerse, respirar y guardar un recuerdo de Loja.  

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