Los manglares juegan un papel crucial en la lucha contra el cambio climático y en la conservación del ecosistema costero; en ese sentido, la UTPL, impulsa proyectos de vinculación que contribuyen y aportan al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); a través de la carrera de Biología, se llevó a cabo un proyecto para la preservación del ecosistema manglar en la provincia de El Oro.
Estas áreas boscosas, que prosperan en la interfaz entre el agua dulce y salada, actúan como viveros naturales para una variedad de especies marinas y terrestres. Además, protegen la línea costera de la erosión y ayudan a mitigar el impacto de eventos climáticos extremos, como tormentas y tsunamis, al actuar como barreras naturales.
Según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se estima que el mundo ha perdido alrededor del 50% de sus manglares desde el siglo XX. se estima que el mundo ha perdido alrededor del 50% de sus manglares desde el siglo XX. Esta pérdida se debe principalmente a la conversión de los manglares en tierras para la agricultura, la acuicultura y el desarrollo urbano, así como a la contaminación y la deforestación. Por tal motivo, su preservación es esencial no solo para la biodiversidad local, sino para el bienestar de las comunidades humanas que dependen de ellos para su sustento y protección contra desastres naturales.
Carlos Naranjo Franco, docente de la carrera de Biología de la UTPL, comenta que este proyecto, en su primera fase, se lo realizó en el Archipiélago de Jambelí, ubicado en las costas de la provincia de El Oro, específicamente en las islas Costa Rica y Bellavista, como una alternativa de vinculación y transferencia de conocimiento desde la universidad hacia la comunidad.
“El aporte de la carrera en este proyecto tiene que ver con el levantamiento de información del ecosistema manglar, a través de investigaciones, y la transferencia de conocimiento con respecto a estrategias de conservación de estos lugares frágiles y de las especies, principalmente de concha prieta y cangrejo rojo”, expresa Naranjo, quien agrega que este proyecto empezó en octubre de 2023 y terminó en marzo de 2024.
Después de la primera fase, el catedrático detalla los siguientes pasos a seguir:
Naranjo señala que participan alrededor de 100 personas de la comunidad, distribuidas en ambas islas; mientras que, por la UTPL participaron 25 miembros (3 docentes y 22 estudiantes de octavo ciclo que cursaban Prácticum 3). Asimismo, aproximadamente 300 niños reciben un taller anual sobre la importancia de la preservación de estos ecosistemas, el control de la basura y la reforestación.
Para el docente, este tipo de proyectos no solo debería ser iniciativa de la UTPL, sino de todas las universidades, en la medida que todas forman profesionales que tarde o temprano deberán vincularse a la sociedad y, en este contexto, se necesita expertos que contribuyan a la conservación de los ecosistemas que poco a poco van desapareciendo.
Por otro lado, es importante la vinculación de las entidades gubernamentales pertinentes, pues el trabajo en conjunto posibilitará que este tipo de proyectos no se queden en el abandono y escalen a niveles que permitan obtener resultados beneficiosos y provechosos.
Desde la UTPL, se propone conectar los conocimientos adquiridos en las aulas por los estudiantes con el mundo real para buscar resolver los problemas que aquejan a la sociedad. La universidad está comprometida con el medio ambiente y la comunidad al priorizar la excelencia académica que permitirá alcanzar resultados satisfactorios.
Contamos con una visión integrativa e innovadora para dar solución a problemas de la sociedad y contribuir al conocimiento, la biotecnología, la restauración, conservación y remediación de ecosistemas, y al uso sostenible de la biodiversidad.
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