Las personas con discapacidad todavía constituyen un grupo minoritario segregado en diversos ámbitos, como el educativo. En consecuencia, es necesario que desde este sector se asuma una mayor responsabilidad en la creación de procesos inclusivos que garanticen su acceso absoluto al sistema formativo.
Al hilo de lo anterior, es perentorio que las instituciones de educación superior (IES) establezcan prácticas inclusivas a través de la cualificación de sus docentes para desarrollar clases pedagógicas flexibles e integradoras del estudiantado.
En análisis realizados a esta problemática, algunos catedráticos han definido tres niveles de interacción para la aplicación de la inclusión educativa que deberían ser modificados. El nivel político, el nivel estructural y el nivel procedimental; es decir, la toma de decisiones que propongan y promuevan acciones garantistas de recursos; la implicación de conceptos eliminadores de barreras físicas y la formación de personas poseedoras de actitudes flexibles y razonables, correspondientemente. Juntos, estos niveles proponen un cambio sociocultural positivo en las universidades ecuatorianas.
Para Andrea Loaiza, docente investigadora de la carrera de Economía de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), cada universidad debería potenciar un proceso adecuado e inclusivo desde la etapa de admisión que se ofrece a los estudiantes de nuevo ingreso “Para ello, la universidad debería reforzar los conocimientos y habilidades de los docentes de ambas modalidades (Modalidad Presencial y Modalidad Abierta y a Distancia) y determinar un seguimiento individualizado de los estudiantes con discapacidad”, señala.
Del mismo modo, la docente subraya la transformación de la universidad como un espacio donde la igualdad se convierta realmente en una práctica enfocada a la atención equilibrada, idéntica hacia las necesidades específicas de cada alumno, como uno de los principales desafíos. “Esto incluye no solo a los alumnos sino también a los docentes y a todos los agentes educativos; a todos aquellos que de una u otra manera se encuentran involucrados en el proceso de enseñanza aprendizaje y están asumiendo el reto de una educación inclusiva”, comenta.
Para finalizar, Loaiza expone la situación actual de la UTPL, en cuanto a la inclusión universitaria y asevera que la universidad, bajo la definición de políticas afirmativas, garantiza el acceso y permanencia de los estudiantes en la institución, a través del seguimiento al estudiante, así como de adaptaciones curriculares de grado 1, considerando lo que implica las estrategias de inclusión, tales como: recursos bibliográficos, aulas inclusivas, elaboración de protocolos y guía para atención a estudiantes con discapacidad. “Además se elaboran planes de formación docente en temas relacionados con pedagogía y discapacidad para asegurar la permanencia del estudiante y asegurar que su formación es la correcta”, puntualiza.
Ahora, ¿podemos afirmar que la enseñanza universitaria es inclusiva?, ¿se prestan los apoyos y recursos necesarios para lograr la plena inclusión universitaria?, ¿se garantiza la accesibilidad universal?
Descubre junto a nosotros las respuestas de estas y más inquietudes en el V Congreso Nacional de Discapacidad organizado por la UTPL conjuntamente con el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), del 10 al 12 de diciembre.
Con el propósito de fortalecer los conocimientos para la inclusión social y educativa de personas con discapacidad, mediante la promoción de políticas públicas y experiencias que enriquezcan las habilidades de los participantes, en el evento podrás desarrollar un módulo diariamente, cuyos temas son:
Anímate y sé parte del congreso que busca plantear las pautas adecuadas que cambiarán la sociedad.
Obtén más información en el siguiente enlace: educacioncontinua.utpl.edu.ec/curso_discapacidad
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