¿Recuerdas las clases de estudios sociales e historia que recibías en la escuela o colegio?  

Sin saber el nombre o la ubicación exacta, todos vimos esta imagen en libros o Internet. Esta pintura hechizaba por su simplicidad, color y forma, pero ante todo porque era más antigua de lo que creíamos. 

Estos bisontes dibujados en las paredes de la Cueva de Altamira, una famosa caverna que alberga representaciones rupestres, sobretodo de animales; es una muestra latente de que el arte estuvo vinculado al ser humano desde sus orígenes, pues esta obra tiene aproximadamente 20.000 años, y tal es su majestuosidad que fue declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. 

Pero es necesario aclarar que esta no es la única muestra rupestre de la que se tiene evidencia, alrededor del mundo existen varias obras de este estilo, famosas por su antigüedad, técnica de pintado, espacio donde fueron encontradas, y porque son vestigios de que los procesos cognitivos en ese momento de la historia estaban más desarrollados de lo que somos capaces de aceptar; sea por el significado religioso, por los instintos de caza de los humanos, los ritos de fertilidad o simplemente porque todo ser humano necesita dejar una huella de su paso por el mundo, porque necesitábamos un método de enseñanza, ya que de acuerdo a los estudios, el lenguaje hablado no era lo fuerte de esa época, por lo que necesitaban apoyarse en lo gráfico para ayudar a narrar lo vivido. 

En Ecuador, la historia es similar, pues a lo largo de nuestro país hay diferentes muestras rupestres con tal belleza y significado que, en el año 2000, el docente Diego González empezó el proyecto “Petroglifos” enfocado en las representaciones rupestres del sur del país, específicamente de la provincia de Loja; y en las diferentes etapas del mismo se contó con ayuda del Centro de Investigación de Arte Rupestre del Uruguay (CIARU), el Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia (IRD) y  el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC). 

Al estudiar los registros rupestres en la provincia de Loja se involucró a las comunidades donde se hallaban esas muestras, ya que la intención era incluir a los pobladores y autoridades de los sectores para que se apropien de las mismas y sean sus custodios.  

Tras 17 años de estudio, y aprovechando el Festival Internacional de las Artes Vivas Loja, el docente Diego González junto a estudiantes y docentes de la carrera de Artes Visuales de la UTPL crearon la exposición “Patrimonio Rupestre y Creación Artística” compuesta por con 3 temáticas: un mural con un símbolo rupestre y material que asemeja la superficie de las rocas; la otra, una muestra fotográfica de body painted; y, por último, una obra interactiva para los visitantes.

La idea es llevar esta muestra a los cantones, de tal manera que la gente del sector se identifique y sean los principales promotores turísticos y guardianes de la historia precolombina que alberga nuestra provincia. 

La inspiración para esta muestra nació de las representaciones antropomorfas y geométricas encontradas en los cantones Paltas, Celica, Macará, Gonzanamá y Quilanga, principales zonas de vestigios de nuestro patrimonio cultural. Estos imaginarios patrimoniales son imágenes que dan valor a la sociedad y que pese a la poca visibilidad y cuidado han transcendido en la historia para consolidarse en una muestra de lo que fuimos. 

¿Conoces alguna representación rupestre en algún sector de Loja? Si te interesa este tema y te apasiona la idea de involucrarte en proyectos de investigación y arte como este, puedes unirte a nuestra carrera de Artes Visuales y sumergirte en este mundo.