La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la Salud Ocupacional como la promoción y mantenimiento del bienestar físico, mental y social de los trabajadores en todas las ocupaciones, mediante la prevención y la adaptación del trabajo a la gente, así como la gente a sus puestos de trabajo; por lo que es preciso que todas las empresas tengan un panorama claro y protocolos exhaustivos con la finalidad de precautelar su seguridad y la de sus familias. 

Sin lugar a duda, los colaboradores son el primer y principal activo de una compañía y por lo tanto es el grupo sobre el cual debe recaer el mayor interés de bienestar. Si una empresa cuenta con un personal contento, saludable y satisfecho con su lugar y competencias de trabajo, eso se reflejará en la productividad de esta. Por tanto, dentro de la rama de Seguridad y Salud Ocupacional (SSO) se establece como objetivos prioritarios el identificar, evaluar y controlar, los riesgos de los trabajadores en las empresas -independientemente de su actividad- tanto de las condiciones físicas como psicológicas.

Seguridad y salud en pandemia

A raíz del confinamiento, instituciones públicas y privadas más que nunca debieron adoptar las recomendaciones en bioseguridad difundidas por la OMS y el Gobierno Nacional, con la finalidad de cuidar su fuerza laboral y, de paso intentar reactivar su economía. Con ello concuerda María Fernanda Cuenca, docente de la carrera de Seguridad y Salud Ocupacional de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) quien además afirma que, si ya toda actividad laboral implicaba un riesgo, más aún toma fuerza en tiempo de pandemia y frente a una crisis sanitaria.

Con el confinamiento, muchos empleados se adaptaron al teletrabajo, modalidad que inicialmente parecía segura pero que también trajo riesgos en los trabajadores, especialmente en el aspecto ergonómico y psicosocial. No todas las personas que iniciaron con el teletrabajo contaban con un medio o lugar de trabajo adecuado en sus hogares. Con el pasar del tiempo, se identificaron algunas patologías relacionadas como estrés laboral, lesiones luxolumbares asociados a problemas ergonómicos, dificultades de visión, entre otros.” menciona Cuenca.

Demanda de profesionales

Teniendo en cuenta este panorama, desde la academia hay un llamado a la educación y formación de esta especialidad; así lo demostró un equipo de investigadores de la UTPL quienes identificaron que una de las principales necesidades a satisfacer era el contar con personal calificado. Resulta que, a pesar de que existe una normativa vigente en el Ecuador, hay una limitada gestión integral de riesgos y escasos profesionales en esta rama, pues las personas que llevan actualmente esta importante y delicada actividad cuentan con formación en otras áreas de estudio.

En este camino, la UTPL recientemente creó la carrera de Seguridad y Salud Ocupacional, para formar profesionales con enfoque gerencial, de acuerdo con las necesidades y tendencias nacionales e internacionales, para promover, mantener y mejorar las condiciones de salud y de trabajo en las empresas e instituciones, a través de tareas de identificación, medición, evaluación, investigación y control de los diferentes riesgos laborales.

Según las últimas resoluciones del Ministerio de Trabajo, para formar parte de instituciones como profesionales o técnicos, es requisito indispensable contar con un título en Seguridad y Salud Ocupacional. Por lo que la UTPL brinda una formación integral en esta área, tanto en Modalidad Presencial y Modalidad Abierta y a Distancia, con laboratorios de vanguardia que permiten un grado de inmersión total en las competencias que demandan las áreas de formación y un equipo de docentes de alto nivel que se encuentran en formación permanente en algunas de las universidades más prestigiosas de España, Alemania e Inglaterra. Para conocer más de esta carrera puede hacerlo en utpl.edu.ec/carreras/seguridad