Ayuda que transforma el voluntariado universitario

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Las sociedades han desarrollado diversas formas de responder a las necesidades que emergen de la vida colectiva. En muchos casos, la respuesta más efectiva no proviene de grandes estructuras, sino de personas que deciden entregar voluntariamente su tiempo y ayuda para acompañar a otros. Esta decisión individual sostiene numerosas iniciativas comunitarias y proyectos sociales que generan un cambio visible. Pero ¿qué motiva a alguien a apartarse de su rutina para ofrecerse como voluntario y fortalecer activamente a su comunidad?

Partiendo de esta inquietud, la UTPL ha consolidado una estructura institucional que canaliza el deseo de servir a través de sus Misiones Universitarias. Con el tiempo, la creciente participación de estudiantes, docentes y personal administrativo fortalece un modelo operativo que vincula de manera continua el voluntariado con el acompañamiento comunitario. Esta organización facilita actividades en centros sociales, casas de acogida, hospitales y hogares que requieren apoyo para atender necesidades específicas.

El enfoque conceptual de esta labor se centra en el acompañamiento directo a diversos grupos prioritarios.

Andy Rodríguez Berrezueta, gestor de Voluntariado y Liderazgo, explica que el servicio “es una respuesta humana que busca brindar apoyo y compañía a niños en casas hogares, a personas hospitalizadas, a quienes viven con alguna discapacidad o atraviesan situaciones complejas de salud”. Asimismo, destacó que esta labor refleja el compromiso permanente de la comunidad universitaria.

Sus palabras evidencian la motivación que guía a la institución: una participación orientada al bienestar del otro mediante la presencia, el tiempo y la disposición.

 

Una iniciativa con huella propia: Misión Idente

La acción se organiza en líneas de trabajo que permiten intervenciones coherentes con cada contexto. La primera se enfoca en el acompañamiento interpersonal, que incluye presencia, escucha y convivencia con diversos grupos etarios. La segunda se vincula con actividades lúdicas y recreativas, como talleres y dinámicas para fortalecer vínculos sociales y habilidades prácticas. A esto se suma una línea de apoyo académico cuando los centros lo solicitan, especialmente casas de acogida, hospitales, fundaciones de atención a personas con discapacidad y espacios comunitarios con programas formativos. Esta estructura permite una participación efectiva y una respuesta ajustada a las necesidades puntuales.

Estas líneas se integran, además, en campañas más amplias que se desarrollan en periodos específicos. Una de las más significativas es la de Navidad, cuando la universidad coordina donaciones de juguetes y alimentos para grupos infantiles y familias previamente identificadas mediante criterios sociales. Este procedimiento asegura una distribución ordenada y transparente, en coordinación con fundaciones, hogares y centros aliados, e incluye la logística de clasificación, verificación y entrega directa.

Para facilitar la incorporación de nuevos voluntarios, la Dirección General de Misiones Universitarias ha establecido un proceso claro que inicia con la difusión de convocatorias y la inscripción mediante un formulario. Este recoge datos como la carrera, los horarios disponibles y las preferencias de participación. Luego se asignan los centros, se comparten los puntos de encuentro y se formaliza el vínculo con un acuerdo. Los horarios son flexibles, lo que permite a estudiantes y colaboradores integrarse sin afectar sus responsabilidades.

Rodríguez resalta que la decisión de participar surge al conocer de cerca las realidades que se acompañan. “Me motiva el restaurar la humanidad, el restaurar nuestra sociedad; si damos este tiempo, encontraremos el camino que queremos seguir”, señala. Su visión sitúa la acción voluntaria no solo como una contribución social, sino también como un espacio de crecimiento personal que transforma la mirada sobre el entorno.

La sostenibilidad del voluntariado se fundamenta en la participación continua de la comunidad universitaria y en la articulación con organizaciones locales. La constancia en la inversión de tiempo y en las donaciones es clave para mantener la estabilidad de los programas a lo largo del año. La UTPL, como intermediaria, garantiza transparencia en la entrega de ayudas y claridad en la planificación, un modelo que ha permitido la continuidad del acompañamiento.

La sostenibilidad del voluntariado se fundamenta en la participación continua de la comunidad universitaria

De cara al futuro, las Misiones Universitarias proyectan ampliar las oportunidades de participación e integrar nuevas líneas de acción. Sobre este proceso, Andy dirige un mensaje a quienes consideran unirse por primera vez. Reconoce que algunas personas pueden sentir incertidumbre ante experiencias nuevas o ante el trabajo directo con distintos grupos sociales.

Por ello, expresa una invitación clara y cercana: “No tengan miedo de dar este paso; en el camino encontrarán acompañamiento. Somos, además de un equipo, una familia”. Sus palabras resumen el propósito del voluntariado universitario: crear espacios donde la voluntad de servir encuentre una estructura que la convierta en acción.

En el contexto del Día Internacional de los Voluntarios, el modelo de la UTPL evidencia cómo una institución puede articular recursos y personas para atender necesidades locales de forma organizada. El voluntariado se consolida así como un puente entre la iniciativa individual y la estructura universitaria, fortaleciendo el tejido comunitario.

 

En la UTPL fomentamos el cuidado integral de la persona.

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