La necesidad de prepararse para los desafíos de la salud pública y de emprender acciones que aseguren un futuro más saludable es una inquietud que ha persistido, silenciosamente, en los hogares y comunidades ecuatorianas. Para responder a esta preocupación, la academia se ha orientado a comprender cómo mantener el bienestar frente a enfermedades que evolucionan con rapidez y transforman la vida cotidiana. Este esfuerzo se ha materializado en el desarrollo de proyectos de vinculación con la sociedad.

En este contexto, la participación de la UTPL se convierte en un punto articulador entre academia, servicios de salud y comunidad. Su aporte se refleja en iniciativas orientadas a comprender el comportamiento de enfermedades prevalentes, fortalecer capacidades profesionales y acompañar procesos comunitarios que requieren evidencia y herramientas para tomar decisiones informadas. Desde esta perspectiva, se han consolidado proyectos que combinan levantamiento de datos, intervenciones aplicadas y formación en salud pública, con énfasis en atención primaria. Ese enfoque académico parte a una comprensión amplia de la realidad epidemiológica.

Así lo explica Estefanía Bautista Valarezo, directora del Departamento de Ciencias de la Salud de la UTPL, al señalar que la labor de la academia implica “la formación de profesionales con bases sólidas para la toma de decisiones correctas y sobre todo que se basen en una epidemiología que permita comprender la realidad más allá de la repetición de datos”. Esta visión orienta la manera en que los equipos estructuran sus estudios y proyectan intervenciones sostenibles.

A partir de esta mirada, la universidad ha articulado líneas de trabajo que parten de necesidades amplias y se proyectan hacia acciones específicas en territorio. Entre las prioridades identificadas se encuentran la prevención de enfermedades metabólicas, el abordaje de la fragilidad en adultos mayores, la reducción de la desnutrición infantil y la gestión de servicios en distintos niveles de atención. Para ello, se han establecido proyectos que permiten comprender patrones de riesgo y construir indicadores que orientan decisiones sanitarias.

Uno de los estudios más representativos corresponde al análisis del síndrome metabólico. Este proceso reunió alrededor de 1 500 registros y permitió aplicar escalas de riesgo cardiovascular y de diabetes en una población amplia. Con esta información se diseñaron intervenciones de seis meses que integraron educación, seguimiento clínico y acompañamiento personalizado. Los resultados evidenciaron reducciones en glucosa, triglicéridos y riesgo cardiovascular, lo que confirmó la pertinencia de replicar el modelo en otras zonas y ajustar estrategias según edad, condición física y dinámicas comunitarias.

El trabajo no se limita al estudio de enfermedades metabólicas. En 2025, la UTPL mantiene una cartera de 37 proyectos que abarcan temáticas como parto humanizado, evaluación de servicios de salud, programas de prevención en adultos mayores, análisis de sarcopenia y fortalecimiento de la gestión hospitalaria. Estas iniciativas integran investigación, innovación y vinculación, y se proyectan hacia horizontes que en algunos casos se extienden hasta 2027, con el fin de evaluar impactos acumulados y no solo resultados de corto plazo.

Este ecosistema se complementa con el uso de herramientas tecnológicas que respaldan la recolección de datos y el análisis clínico. En laboratorios institucionales se desarrollan procesos de genética, biología molecular, microbiología, genotoxicología y análisis de movimiento mediante el sistema Bacon, utilizado para evaluar desempeño físico en población general y deportistas. Asimismo, se exploran alternativas de apoyo en cuidados paliativos, como el uso de realidad virtual para disminuir estrés preoperatorio y mejorar el manejo del dolor, además de programas de fisioterapia orientados a la prevención de caídas y rehabilitación motora.

La cercanía con el Ministerio de Salud Pública y con las unidades hospitalarias de la región facilita que los proyectos respondan a necesidades reales. Este vínculo permite identificar problemas prioritarios, adaptar intervenciones nutricionales a las posibilidades económicas de cada grupo y generar información relevante para la planificación sanitaria.

El papel formativo de la universidad se entrelaza con estas acciones al impulsar la participación de estudiantes en programas de vinculación con un horizonte mínimo de dos años, lo que favorece la continuidad de las intervenciones y la evaluación de cambios sostenidos. Asimismo, promueve una formación que integra competencias investigativas y clínicas, de modo que los futuros profesionales comprendan la importancia de generar preguntas, recolectar datos y analizar evidencias como parte de su ejercicio cotidiano.

El trabajo que se realiza en la UTPL constituye una contribución visible para la región y para el país, al fortalecer la capacidad de respuesta sanitaria y generar conocimiento que orienta políticas, programas y decisiones de impacto.

Desde la UTPL trabajamos en proyectos de vinculación que aportan al desarrollo sostenible