Desde que surgió la vida en la Tierra hace 4 billones de años, las transformaciones por las que ha pasado en los aspectos físicos, químicos y biológicos han despertado no solo la admiración, sino el profundo deseo de investigar el porqué de las causas y consecuencias de estos fenómenos.
Por esta razón, el ser docente de Química y Biología significa construir conocimientos y participar en la intervención de entornos y ambientes educativos. Pero además de ser un líder en la educación, también conlleva reconocer la vocación de servicio y entrega al cuidado de la naturaleza en beneficio de la sociedad.
En ese contexto es importante que los docentes de la actualidad aporten al desarrollo humano, desde la comprensión multidimensional de saberes específicos y diversos, atendiendo los contextos interculturales, inclusivos, participativos, solidarios y equitativos para la educación de nuestro país.
Nancy Ruiz Cobos docente de la carrera de Pedagogía de la Química y Biología de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) comenta que desde los espacios académicos existen nuevas estrategias para la enseñanza de la química y biología, pero también, se educa en mantener hábitos amigables con el cuidado de la Tierra..
Desde este enfoque, la experta plantea cinco claves fundamentales para triunfar como docente de Química y Biología:
1. Amar la investigación y experimentación científica. Es importante tener una vocación de servicio y entrega, que mediante el uso de metodologías activas, contribuyan al estudiante para ser el actor principal de su proceso de aprendizaje.
2. Preparación diaria. Es necesario que los docentes busquen herramientas digitales y creativas que permitan innovar en los procesos de enseñanza.
3. Orientar a los estudiantes en el respeto a la biodiversidad. A través de la creación de actividades de campo, se debe involucrar de manera directa al estudiante con el entorno natural, de esa forma, se creará conciencia en sí y para sí, sobre su entorno, su importancia, su mantenimiento, conservación y posterior desarrollo.
4. Brindar espacios de convivencia compartida, ser humano-naturaleza. Mediante el cuidado de los espacios verdes que se comparten en el diario vivir y uso adecuado de suelo.
5. Fomentar y multiplicar en el entorno familiar y social los valores hacia el cuidado y protección de la naturaleza. Mediante acciones prácticas como el cuidado en el uso del agua, evitar la contaminación ambiental y el reciclaje.
“Mediante los laboratorios se puede generar una réplica de lo que sucede en la vida diaria, con el fin de fomentar la investigación por medio de prácticas en los estudiantes, lo que les dará la oportunidad de descubrir y generar conocimiento sobre las ciencias” enfatiza Nancy Ruiz.
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