La aparición del nuevo Coronavirus (COVID-19) puso en alerta a todos los países del mundo, más aún con la declaratoria de pandemia realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en marzo de 2020. El brote de la enfermedad ha afectado a una parte considerable de la población, actualmente hay cerca de cuatro millones de personas contagiadas en todo el mundo y en Ecuador la cifra bordea los 30 mil contagios y sobrepasa los dos mil fallecidos.
Ante la pandemia, todos los países, incluido Ecuador, han impulsado medidas para frenar los contagios, como el aislamiento social obligatorio y la suspensión de actividades económicas, con el fin de precautelar la salud de la población. Sin embargo, estas medidas generan algunas consecuencias como el incremento de los gastos estatales realizados para atender necesidades, por encima de las asignaciones presupuestarias; la contracción de la economía; y el aumento de las condiciones desfavorables en la población vulnerable.
En nuestro país, el presupuesto de salud en 2019 fue de más de tres mil millones de dólares, monto que necesariamente tuvo que incrementarse por las cuestiones de la emergencia sanitaria (costos de diagnóstico, tratamiento y vigilancia). El cierre de fronteras y el “distanciamiento social” que evita la aglomeración humana conlleva impactos en varios sectores, entre los más afectados: turismo, comercio, transporte, restaurantes, salud, educación y provisión de servicios.
Análisis económico
Diego García Vélez, integrante del Grupo de Investigación en Economía Urbana y Regional y del Observatorio Regional de la UTPL, indica que ante la situación que atraviesa el país, producto de la pandemia se ha emprendido el proyecto “Propuestas de reactivación económica ante el COVID-19 en Ecuador” para aportar a la discusión nacional sobre las perspectivas económicas y los impactos sociales y económicos de la emergencia, así como a la toma de decisiones en política pública.
En este caso, se presenta un primer informe relacionado con los efectos que potencialmente podría tener el COVID-19 en la pobreza. En la investigación se construyeron escenarios de las cifras de pobreza a partir de los resultados de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu) publicada en diciembre de 2019 con base en supuestos y estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Este insumo considera que la línea de pobreza, valor monetario de una canasta básica de bienes y servicios para una persona para un período determinado, se mantiene en USD 84,82 para la pobreza y en USD 47,80 para la pobreza extrema.
La contracción de la economía y la suspensión de actividades afecta a una gran parte de la población que verá disminuidos (o no recibirán) sus ingresos, lo que a su vez ocasionará que estas personas (y sus hogares) se mantengan o formen parte de la población en situación de pobreza, generando la expansión de las condiciones de desigualdad en el país.
Actualmente el porcentaje de pobreza en el Ecuador es del 25% y según el estudio realizado por los expertos de la UTPL determina podría incrementarse hasta el 27% o 29%; si los ingresos de los hogares disminuyen en un 5% o 10%, respectivamente, debido a la crisis económica provocada por la pandemia. Aun así, se considera que realizar una estimación precisa sobre el impacto social y económico de la pandemia es complejo, debido a que se desconoce su tiempo de duración.
Escenarios de análisis
Para el estudio se definió seis escenarios de análisis:
- Escenario 1:
Si la suspensión de actividades, como producto del confinamiento y otras medidas tomadas para frenar el avance de la pandemia, ocasiona que los ingresos totales de los hogares se vean disminuidos en un 5%, la tasa de pobreza pasaría de 25% a 27,2%; mientras que la tasa de extrema pobreza aumentaría de 8,9% a 10,4%.
- Escenario 2:
Considerando los factores del escenario 1, si los hogares dejaran de percibir un 10% de sus ingresos totales, la tasa de pobreza en Ecuador se incrementaría en cuatro puntos porcentuales (al pasar de 25% a 29,2%); mientras que la tasa de extrema pobreza aumentaría en dos puntos porcentuales (de 8,9% a 11,1%).
- Escenario 3:
Si se considera una disminución de los ingresos del hogar en un 5%, es probable que 323.962 personas (que conforman 87.557 hogares) que no eran pobres se sumen a personas consideradas pobres por ingresos monetarios.
- Escenario 4:
Si se supone una disminución de los ingresos laborales del hogar en un 10%, es probable que el total de hogares pobres del país pase de 1 174 279 a 1 336 696, es decir, un incremento de 162 416, equivalente al 13%.
- Escenario 5:
En este punto se consideró a la población que se encuentre en la condición del “escenario 3”, es decir, que tengan una disminución de un 5% en sus ingresos laborales; pero que sean o puedan ser beneficiarios del Bono de Protección Familiar (BPF) de USD 60,00 mensuales. Para este escenario se encuentra que la tasa de pobreza continúa igual que en la situación inicial, esto es, se mantiene en un 25%.
- Escenario 6:
Se considera a la población que se encuentre en la condición del “escenario 4”, es decir, que tengan una disminución de un 10% en sus ingresos laborales, pero que sean o puedan ser beneficiarios del BPF de USD 60,00 mensuales. Para este escenario se proyecta que la tasa de pobreza se incrementaría respecto a la situación inicial, pasando de 25% a 27,3%.
Conclusiones del estudio
Diego García señala que ante una acelerada caída del consumo por parte de las familias, habrá un impacto en sectores como transporte, preparación de alimentos y bebidas, hospedaje y servicios de entretenimiento, entre otros. Sin embargo, una de las repercusiones que a corto plazo se podrá apreciar es la pérdidas de empleos en el sector formal y la disminución de los ingresos, sobre todo, en el sector informal.
En este contexto, considera que los objetivos de política fiscal establecidos a inicios de año no deben ser prioridad ya que se requiere medidas focalizadas de aplicación inmediata y que sean eficaces para fortalecer el sistema de salud. Una de las políticas sugeridas por organismos internacionales para paliar los efectos de esta pandemia es la transferencia de dinero en efectivo y subsidios al salario para grupos de población en pobreza y extrema pobreza.
Aunque las transferencias monetarias (subsidios, bonos y otros) por lo regular se enfrentan a un fuerte debate sobre su aplicación, en la actualidad son una de las mejores opciones de política para contrarrestar los efectos de la pandemia sobre la pobreza. Está claro que, por sí solas, no solucionan el problema completo y por eso es necesario complementarlas con otras medidas que garanticen la satisfacción de las necesidades básicas de las personas en situación de vulnerabilidad.
El experto afirma que se requiere tres tipos de medidas. Las primeras, las prioritarias, que incluyen la atención urgente en salud, alimentación, vivienda, transferencias monetarias, moratoria de deudas y pagos de servicios básicos, así como acuerdos entre privados. Segundo, las de corto plazo, con la reactivación de la economía de forma planificada y por sectores de actividad. Y, por último, las de mediano y largo plazo, para repensar la economía hacia un nuevo modelo que dé mayor impulso a la economía social que puede coexistir con la de mercado y que genere sistemas económicos resilientes ante crisis futuras.
Si deseas leer el informe completo, ingresa a la página web del Observatorio Regional de la UTPL, en donde encontrarás dos informes adicionales sobre el impacto del COVID-19 en el turismo en Ecuador y en la economía del cantón Loja.