Rector Santiago Acosta acompaña elección del Padre Francisco Ramírez como nuevo presidente de la FIUC

La inauguración de “Unico Gastro Hub” en la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) es una apuesta por transformar la educación desde la práctica, a través de un modelo de aprendizaje experiencial que conecta emprendimiento aplicado con formación académica. Más que una cafetería universitaria, este espacio fortalece las habilidades y el conocimiento de los estudiantes, integrando innovación, desarrollo empresarial y vínculo con la comunidad.
La presentación en el Edificio 9 no fue de una nueva cafetería universitaria ni de un emprendimiento más en manos de terceros. Fue la apertura de un espacio único donde convergen academia, creatividad, identidad y empresa. Un laboratorio vivo donde las ideas no solo se escriben, se cocinan.
Este nuevo espacio lo tomó Nara, la primera propuesta gastronómica en ocupar el lugar. No es permanente, dura un ciclo académico. Una oportunidad que irá cambiando. Y en eso radica parte de su riqueza: ser vitrina, crisol y desafío para las y los estudiantes, UTPL alumnis y docentes.
Durante la inauguración, las voces institucionales no se limitaron a describir el mobiliario o los objetivos del proyecto. Hablaron de una visión que tomó forma con el tiempo. Leonardo Izquierdo Montoya, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, fue claro al afirmar que este no es un proyecto impuesto desde arriba, sino construido para y con los estudiantes. Un lugar donde docentes y egresados pueden colaborar, experimentar y emprender.
Franklin Rosero Arévalo, director de la carrera de Gastronomía, amplió el horizonte con tres objetivos que dan sentido al espacio:
La elección de Nara, café de especialidad y comida fusión asiática, liderada por el UTPL alumni Nicolás Galarza, abre un modelo de rotación de iniciativas evaluadas con criterios claros: viabilidad, compromiso e innovación.
Más que una vitrina gastronómica, Unico busca ser una apuesta que acorte distancias entre el aula y el mercado. Entre la teoría y la práctica. Entre la comunidad universitaria y la comunidad en general. Y esto se traduce en empleabilidad con sentido.
El rector Santiago Acosta Aide, en su intervención, se mostró sorprendido, al conocer que Gastronomía es hoy la carrera de mayor crecimiento presencial. Recordó que, en sus inicios, este proyecto fue recibido con escepticismo. Pero hoy, en un mundo donde comer bien es un valor cultural, económico y simbólico, la decisión de apostar por la gastronomía como campo de formación fue más que acertada.
Por eso, lo que ocurre en este espacio no se limita a la atención personalizada, al inmobiliario o a la preparación de platillos novedosos. Aquí se diseñan modelos de negocio, se enfrentan dificultades reales, se construye comunidad. Para quienes participan, se trata de una experiencia universitaria extendida: una antesala del mundo profesional, pero con red de seguridad y posibilidad de equivocarse, de aprender y reinventarse.
La ceremonia cerró sin mayor espectáculo, pero con una imagen poderosa: la bendición simbólica del espacio por parte del capellán universitario y vicerrector administrativo, José María Sierra. No como acto religioso, sino como recordatorio de que lo que empieza pequeño puede llegar a ser grande. Y sí, tal vez lo que hoy es un proyecto de aula, mañana sea un modelo de país.
Porque cuando el conocimiento se cocina con compromiso, el futuro sabe distinto.