Aliados del desarrollo sostenible en la costa ecuatoriana

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La conservación del ecosistema manglar ha trascendido el plano discursivo para consolidarse como una práctica articulada y constante. En este proceso, la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) ha asumido un rol protagónico, articulando el desarrollo sostenible, la formación académica y la vinculación con las comunidades para promover un modelo colaborativo entre la academia y las poblaciones costeras que habitan y dependen del manglar.

El Archipiélago de Jambelí, en la provincia de El Oro, se ha consolidado como uno de los principales escenarios de intervención. Desde el 2017, docentes y estudiantes de la UTPL han implementado más de 10 proyectos enfocados en fortalecer las capacidades de los usuarios ancestrales del manglar, especialmente en las comunidades de Bellavista y Costa Rica. Las carreras de Biología y Gestión Ambiental han liderado procesos de análisis de calidad del agua, reforestación, educación ambiental y gestión de residuos.

Como afirma Fausto López Rodríguez director de la Maestría en Recursos Naturales Renovables de la UTPL: “las comunidades cuidan el manglar, se nutren del manglar y generan ingresos de lo que sacan del manglar. Eso ya es bastante”.

Los Acuerdos de Uso Sostenible y Custodia del Ecosistema Manglar (AUSCEM) han sido claves en este proceso. Establecidos entre el Ministerio del Ambiente y las comunidades, estos acuerdos no solo representan mecanismos de conservación, sino también vías efectivas para el desarrollo local. Bajo este modelo, se promueve el uso responsable de recursos como la concha prieta y el cangrejo rojo, se respetan vedas y tallas mínimas, y se establecen normas para garantizar la regeneración del ecosistema.

La UTPL acompaña estos procesos mediante asistencia técnica, elaboración de informes semestrales, capacitaciones comunitarias y monitoreo ambiental, promoviendo una gestión colaborativa que fortalece la autogestión comunitaria.

Imagen extraída de Google Earth, evidencia la degradación del ecosistema de manglar atribuible a la expansión de la industria camaronera.

 

Uno de los mayores logros ha sido la recuperación de 40 hectáreas de manglar, una cifra significativa considerando las dificultades técnicas de reforestación.

“El proceso es complejo. Por cada cien plantas que se siembren, es probable que sobreviva una”, señala Carlos Naranjo Franco, docente investigador.

No obstante, en islas como Costa Rica y Bellavista, los resultados son tangibles: mayor conciencia ambiental, apropiación del conocimiento y mejores prácticas de aprovechamiento sostenible. Más de 200 estudiantes universitarios han participado en actividades de campo, diagnóstico, muestreo y levantamiento de información.

Esta integración del conocimiento técnico con la realidad territorial refuerza su formación académica. “Es fundamental que ellos se vinculen, que empiecen a descubrir cómo funciona el ecosistema, por qué es un sistema único”, señala Fausto López.

Lo que inició con cierto recelo por parte de las comunidades se ha transformado en una relación de confianza y colaboración constante. “Hoy, recibimos llamadas todo el tiempo; más bien, no nos damos abasto”, comenta López. La UTPL ha consolidado su presencia en el territorio como un referente técnico y humano, brindando respaldo frente a problemáticas emergentes y promoviendo la organización comunitaria. 

Además del trabajo técnico y educativo, la UTPL ha impulsado proyectos de desarrollo económico alternativo. Gracias a alianzas con organismos de cooperación internacional, las comunidades han accedido a equipamiento y han fortalecido actividades como el turismo comunitario, generando ingresos sostenibles frente a la amenaza histórica de la expansión camaronera, una de las principales causas de destrucción del manglar desde los años sesenta.

Recolector de cangrejo, miembro de la comunidad del Archipiélago de Jambelí.

 

Pese a los avances, los desafíos persisten: expansión irregular de camaroneras, pérdida de cobertura vegetal, deforestación y contaminación plástica. Frente a ello, la UTPL fortalece alianzas estratégicas desde espacios como el Capítulo Ecuador de la Alianza Mundial para el Manglar, donde colabora en líneas de conservación, investigación y educación ambiental con universidades, ONG y organismos internacionales.

El compromiso de la UTPL con el manglar proyecta una agenda que incluye la apertura de nuevas áreas de conservación, programas de restauración y fortalecimiento de la educación ambiental.

“Es un tema de reivindicación de derechos, de seguridad alimentaria y de protección del planeta”, concluye López.

En un mundo marcado por la crisis climática, el ecosistema manglar representa una barrera natural indispensable. Su capacidad de capturar carbono, proteger las costas y sostener economías locales lo convierte en una prioridad global. Desde la UTPL, demostramos que la universidad no solo forma profesionales, también transforma territorios. El manglar es escuela, sustento y escudo. Protegerlo, como lo hacen las comunidades del Archipiélago de Jambelí junto a la UTPL, es un acto de responsabilidad colectiva.

 

Desde la UTPL trabajamos en proyectos de vinculación que aportan al desarrollo sostenible

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