Hablar de la Misión Idente Ecuador (MIE), es hacer alusión al reto que asumen cada año, jóvenes con vocación de servicio, que deciden abandonar su rutina y comodidad por iniciar un recorrido a través del Ecuador que les da la oportunidad de ver más allá de sí mismos para brindar ayuda a su prójimo y así constituirse en actores del cambio que anhelan.
Dejando de un lado la donación de alimentos o materiales, la MIE se enfoca en una labor que trasciende al bienestar integral de una persona desde su parte espiritual y humana. De esta manera, la mayor satisfacción de los jóvenes que participan en ella, es obtener un abrazo cálido y una sonrisa sincera luego de haber compartido historias, experiencias de vida y conocimientos.
Quienes han formado parte de esta aventura de evangelización y servicio, tienen la certeza de que la huella que dejan al recorrer las comunidades vulnerables de su país, no solo genera un verdadero impacto en la vida de esas personas, sino también en su propia vida y en la de sus seres queridos.
Descubre a continuación, a través de un viaje visual, la huella de la MIE en este 2017:
Devolver la ilusión, esperanza y alegría a un niño debe ser una obligación voluntaria y un compromiso con la vida.
En la MIE, uno de los mayores impactos que se genera es en ellos. Además de talleres formativos y actividades recreativas, los misioneros crean tiempo de calidad para escuchar las historias y los sueños que se tejen en la imaginación de estos pequeños seres que, cuando vuelven a creer en un mundo mejor, llenan de vida los espacios con el eco de su voz.
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Sus sonrisas y carcajadas espontáneas, son la mejor recompensa del deber cumplido.
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Cuando la esperanza vive con determinación, todo es posible.
A través de talleres, dinámicas y espacios de reflexión espiritual, los misioneros logran reconstruir la esperanza que muchas veces se apaga frente a las adversidades que atraviesan las personas de sectores vulnerables.
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Una fe que trasciende tiene el poder de transformar vidas.
En la MIE 2017, 523 familias recibieron un mensaje de amor y esperanza a través del Evangelio.
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Un total de 132 misioneros de Ecuador, Colombia, Nicaragua y Bolivia descubrieron que a veces solo es necesario un poco de compañía, escucha activa y alegría compartida para reconfortar y renovar el espíritu de las personas.
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Ayudar a otros a recorrer sus caminos, nunca está demás cuando existe una historia de vida llena de sabiduría.
Una de las problemáticas detectadas durante el recorrido de la MIE 2017, fue el abandono de adultos mayores y la desintegración del núcleo familiar por la migración de ecuatorianos.
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Ir de Misión implica un encuentro directo con la sencillez, generosidad, amor y calidez humana de las personas.
“Tú vienes a hacer una misión, pero más que nada, tú eres el que sale misionado”. – Génesis López, misionera.
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Conocer la cultura y forma de vida de las comunidades, no solo enriquece la experiencia de los misioneros, sino que constituye el punto de partida para que sean ellos mismos que, desde la universidad, trabajen e impulsen proyectos para mejorar la calidad de vida de las personas.
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Ser voluntario de la Misión Idente Ecuador es, definitivamente, un reto y un compromiso asumido con la creación de un mundo más justo y más humano, de forma sostenible.
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Si creías aún que el cambio en el mundo depende de factores materiales o económicos, hoy comprendiste que es tiempo de cuestionarte. Al final, lejos del ruido, descubrirás que los valores y principios son el motor que genera los verdaderos cambios sociales.
Conoce aquí más detalles de la Misión Idente Ecuador o visita su página web: eventos.utpl.edu.ec/misionidenteec.
Fotografía: Javier Vázquez Fernández