La educación inclusiva como herramienta de transformación social

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En un aula, un niño podría estar esforzándose por entender las letras de un libro, mientras su compañero, migrante, lucha por comprender las instrucciones en un idioma que no es el suyo. Ambos comparten una experiencia común: navegar un sistema educativo que no siempre está diseñado para reconocer y atender sus diferencias. Frente a este desafío nacional, la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) asume un rol protagónico al formar profesionales que lideren la transformación hacia una educación inclusiva.

El punto de partida es complejo. Estudios locales, como los realizados por la Universidad de Cuenca y publicados en la revista INFAD, revelan un panorama fragmentado: las prevalencias de dislexia y trastornos del desarrollo del lenguaje (TDL) oscilan entre un 5% y un 43.6% en muestras específicas. Esta amplia variación no indica una epidemia, sino la heterogeneidad metodológica y la ausencia crítica de un estudio epidemiológico nacional estandarizado. Sin datos consistentes, la planificación de políticas educativas y de salud carece de una base sólida.

Aunque el Ministerio de Educación ha establecido guías de adaptaciones curriculares, su implementación choca con realidades prácticas. La capacitación docente suele ser insuficiente y la disponibilidad de servicios especializados, como la terapia de lenguaje, es desigual, con una cobertura particularmente limitada en zonas rurales. Este escenario subraya la urgencia de un enfoque sistémico.

Sandra Maurera Caballero, responsable del programa de la Maestría en Educación con mención en Inclusión Educativa y Atención a la Diversidad en la UTPL, identifica el núcleo del problema: “Si queremos un aula donde todas las personas puedan estar, puedan participar, puedan aprender, debemos empezar por eliminar barreras actitudinales, de formación y de política”.

 

Si se quiere un aula inclusiva se debe empezar por eliminar constructos.

Este cambio de mirada implica una transición fundamental: abandonar el modelo médico, que sitúa el problema en el individuo, para adoptar un modelo social que identifica y remueve las barreras del entorno.

Cuando hablamos de inclusión, hablamos de que la barrera está afuera, no está en la persona. Entonces, no se puede seguir pensando en diseñar una intervención especializada para 'arreglar' al estudiante, sino en adaptar materiales, metodologías y evaluaciones para que el aula sea accesible para todos”, explica Maurera Caballero.

En este proceso, el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) emerge como una herramienta práctica. La UTPL ha incorporado estos principios en sus programas y entornos virtuales, mediante la promoción de la accesibilidad digital y el acompañamiento estudiantil. La universidad forma profesionales capaces de implementar estrategias que ofrecen múltiples formas de representar la información, involucrar al alumnado y evaluar los aprendizajes, lo cual flexibiliza el currículo para una diversidad de estudiantes.

La experta enfatiza que la inclusión trasciende la discapacidad para abarcar la diversidad cultural, lingüística y socioeconómica. “La inclusión es un proceso, un camino que debemos transitar con convicción. No es un gesto puntual, sino un compromiso institucional y profesional para transformar vidas”, sostiene.

Este compromiso debe traducirse en acciones concretas: formación docente prioritaria y sostenida, transformación institucional con los recursos necesarios, y evaluación constante para medir el impacto de las intervenciones.

 

Grupo de investigación "Educación Inclusiva"

La UTPL, a través de su oferta académica y proyectos de vinculación, actúa como un puente entre la teoría y la práctica. La transformación hacia aulas verdaderamente inclusivas es un desafío colectivo que requiere más que discursos. En este sentido, Sandra Maurera Caballero concluye que el verdadero potencial para el cambio reside en la capacidad de acción y compromiso de cada persona. Se trata de construir, con voluntad y evidencia, un sistema donde ningún estudiante se quede atrás.

 

Desde la UTPL trabajamos en proyectos de vinculación que aportan al desarrollo sostenible

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