La madurez es la orientación hacia unos determinados valores, una persona guiada por esta orientación adquiere una filosofía unificadora de la vida, se podría decir que estos valores permiten dar sentido a su actuar.
En este contexto, el desarrollo de la personalidad madura en los individuos está íntimamente ligada al afecto que recibe de la familia, desde su nacimiento.
Es por ello que, en vista de la importancia de la temática, el Instituto Latinonamericano de la Familia (ILFAM) y la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), este miércoles 10 de mayo, desarrollaron la conferencia " Desarrollo de la personalidad madura: retos y propuestas para las familias", con la participación como ponente de la Misionera Idente y Psiquiatra Infanto-juvenil, Mar Álvarez Segura.
La temática se centró principalmente en el desarrollo de las afectividades del niño, dentro y fuera del núcleo familiar. Para ilustrar la temática se tomaron como ejemplos casos de niños que crecieron en orfanatos, carentes del amor paternal.
Se explicó que la familia es el lugar de las primeras experiencias de amor y también de sufrimiento por heridas, pues las experiencias de rechazo privan a la persona de un desarrollo adecuado de sus propias capacidades.
"La fortaleza del niño es en la medida que se le ame" F. Rielo.
Además, se destacó la importancia de la comunicación y confianza en el marco del desarrollo de la personalidad, enfatizando que:
- La base primaria de la comunicación y confianza se crea a través de las relaciones personales.
- En la primera infancia se recibe confianza básica al sentirse amado y sostenido afectivamente por los padres.
- Se desarrolla la disposición en orden a la verdadera fortaleza y templanza que no se puede formar sin elección.
- Las experiencias positivas en la infancia son necesarias, pero no suficientes para la estabilidad emocional.
Resta decir que una personalidad madura no es perfecta, sino que aquella que nos permite ser felices.