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En la búsqueda de alternativas sostenibles, la humanidad ha vuelto la mirada hacia materiales que ya han acompañado a distintas culturas durante siglos. Uno de ellos es el bambú, conocido por su versatilidad y rápido crecimiento. Hoy, frente a los retos ambientales y productivos, su potencial se resignifica: de ser visto como un recurso tradicional, pasa a considerarse un insumo estratégico para la construcción y la industria. En este camino, la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) ha asumido un rol activo al investigar y proponer soluciones que integran innovación tecnológica, aprovechamiento productivo y desarrollo territorial.
El interés de la UTPL por el bambú parte de una premisa clara; no se trata de competir con materiales convencionales, sino de integrarlos en sistemas híbridos que combinen sus ventajas. Desde los laboratorios y los proyectos de investigación de la carrera de Arquitectura, la universidad ha desarrollado tres líneas principales: el estudio de conexiones estructurales, la prefabricación de elementos y la industrialización de compuestos derivados.
Como explica el docente investigador Cristian Balcázar Arciniega, “El bambú ya no compite con el acero, sino que se complementa con él. Mientras las conexiones se resuelven con acero, el bambú conforma la estructura principal. Este enfoque ha permitido desarrollar prototipos de elementos prefabricados aplicados en diseños arquitectónicos innovadores.”.
Los resultados de estos estudios muestran que con protocolos de selección, tratamiento y ensayo adecuados, el bambú puede emplearse en elementos estructurales y en productos industrializados. Ejemplos de ello son los laminados, tableros, recubrimientos resistentes al fuego y compuestos elaborados a partir de residuos, que permiten incluso generar piezas similares a ladrillos. Este enfoque integral apunta a reducir desperdicios y a ampliar la cadena de valor del material.
El uso del bambú revela tanto oportunidades como desafíos. En la costa, donde su aplicación es extendida y existen técnicas consolidadas de tratamiento y construcción, se abre la posibilidad de aprovechar ese conocimiento para impulsar cadenas productivas y proyectos a mayor escala. Sin embargo, persiste un estigma que lo asocia con pobreza y limita su aceptación en mercados urbanos. En la sierra, en cambio, el acceso a materia prima y la falta de conocimiento técnico dificultan su uso, pero estas limitaciones representan también un espacio para innovar y transferir tecnologías. Ante este panorama, la UTPL busca responder mediante propuestas que adapten el bambú a entornos urbanos, como sistemas prefabricados para viviendas y combinaciones con otros materiales que cumplan con normativas locales.
Más allá del diseño constructivo, la universidad, junto a sus docentes y alumnado, ha explorado la relación entre el bambú y la sostenibilidad energética. Mientras la industria del cemento demanda altos niveles de energía y genera una considerable huella ambiental, los tratamientos que requiere el bambú son de menor impacto, lo que lo convierte en una opción más amigable si se logra consolidar una cadena productiva organizada.
Para Balcázar, este aspecto es central: “se han visto resultados muy competitivos con los productos más industrializados del mercado, tanto en resistencia como en comportamiento físico y eso abre la posibilidad de que el bambú sea viable en sectores más exigentes”.
No obstante, los retos persisten. El costo de resinas necesarias para la producción industrial, la falta de mano de obra especializada y la ausencia de políticas públicas específicas son factores que limitan el escalamiento. Por ello, la UTPL ha fortalecido alianzas con universidades nacionales como la Universidad Católica Santiago de Guayaquil con experiencia en el tema y ha vinculado a sus estudiantes en proyectos de titulación y prototipos aplicados, para asegurar que la investigación se traduzca en soluciones prácticas.
El bambú, concebido como el gigante verde, representa una alternativa real para la construcción sostenible, siempre que se combine con innovación, planificación y cooperación. El trabajo de la UTPL demuestra que este recurso puede transformarse en materia prima estratégica, capaz de integrarse en sistemas híbridos que aporten a la sostenibilidad urbana y productiva. Su experiencia muestra que el camino hacia un futuro menos dependiente de procesos industriales intensivos pasa no solo por reconocer el valor del bambú, sino por acompañarlo con ciencia, formación y visión de largo plazo.