La pandemia por el covid-19 provocó que a nivel mundial 77 millones de niños dejaran las aulas ante las medidas de confinamiento por más de 18 meses, información que detalla un estudio de Unicef del 2021. Durante este tiempo, se abrió un abanico de posibilidades para que las pantallas de celulares y computadoras, casas, parques y otros espacios se transformen en verdaderos laboratorios de aprendizaje.
Con el avance de la vacunación a nivel mundial y en el país, así como la disminución de los contagios de covid-19, el Ministerio de Educación planificó el plan ‘Retorno Seguro’ para que estudiantes de instituciones fiscales, fiscomisionales, particulares y municipales regresen a clases presenciales desde el mes de noviembre de 2021.
María Isabel Loaiza, directora de Formación, Innovación y Evaluación Docente de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), considera que este retorno progresivo es la oportunidad para que docentes, autoridades y padres de familia, reflexionen sobre las estrategias y modelos adaptados a las nuevas tendencias en la educación.
“Hay que dejar de pensar que las cuatro paredes del aula o el entorno virtual (con el uso de plataformas como Meet o Zoom) son los únicos escenarios de enseñanza”, señala María Isabel Loaiza.
La experta considera que se debe conservar la flexibilidad educativa que se vivió durante la crisis sanitaria, pues sería un error volver al modelo antiguo, sin revisar el potencial de las innovaciones tecnológicas aplicadas durante las clases. Asegura que en la pandemia, estudiantes y docentes desarrollaron más creatividad e innovación. En su criterio, este es el momento ideal para conjugar los beneficios de la presencialidad, con la virtualidad y la escuela en casa para avanzar hacia un modelo híbrido que ya no esté basado en las “típicas” pruebas de conocimiento, sino en proyectos, emprendimientos, análisis de casos y retos que realmente prepararán a los estudiantes para enfrentar la vida.
Nuevos entornos
También cree que es el momento adecuado para que centros y autoridades educativas a nivel nacional revisen estrategias y políticas y así adapten los currículos a una nueva realidad en la que los celulares se han convertido en un apoyo tecnológico para el aprendizaje. “Es importante fortalecer algunas competencias, como la autonomía para aprender”.
“Antes era imposible que un estudiante llevara el celular a clase, pero luego se volvió indispensable para dar clase”, además, señala que en un mundo predominado por datos, inteligencia artificial y redes sociales, los avances tecnológicos deben ser un soporte vital para la educación.
Los docentes deben abrirse a nuevas posibilidades de enseñanza, innovar permanentemente, trabajar en equipo, planificar sus clases de forma transversal y creativa.
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