Cuando la tecnología transforma la educación

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La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa tecnológica para convertirse en una realidad presente en la cotidianidad de millones de personas. Desde la generación automatizada de contenidos hasta la toma de decisiones en sectores sensibles como la medicina, la educación o las finanzas, la IA ha sido acogida con entusiasmo, pero también con una cuota de incertidumbre. Esta transformación, sin embargo, no ha venido acompañada de un debate social profundo ni de políticas públicas robustas que garanticen un desarrollo ético, inclusivo y responsable de la tecnología. Ante este escenario, el papel de las universidades resulta clave, como lo demuestra el compromiso asumido por la comunidad universitaria de la ciudad de Loja, desde diferentes frentes académicos.

La UTPL, por ejemplo, no ha permanecido indiferente a los desafíos que plantea la irrupción de la inteligencia artificial. Desde su Tecnológico Universitario, a través de la carrera de Creación Audiovisual Digital, el docente Hernán Yaguana Romero impulsa una reflexión crítica sobre el uso educativo de esta tecnología. Para él, “las ventajas son innumerables, pero si la humanidad no se capacita también en inteligencia emocional, se va a dejar llevar por una herramienta inerte”.

Su postura enfatiza una visión integral de la educación en la que la IA no reemplaza al ser humano, sino que lo interpela a desarrollarse en múltiples dimensiones, entre ellas la inteligencia emocional, la ética y la interdisciplinariedad.

 

La importancia de una educación universitaria en la era de la inteligencia artificial

 

La inteligencia artificial, según Yaguana, no solo permite acelerar procesos administrativos o la creación de contenidos, sino que abre la puerta a nuevos modelos pedagógicos, como el API OpenAI, desarrollado y testeado en la UTPL. Este modelo, basado en la descomposición de tareas mediante herramientas de IA, permite optimizar el tiempo de trabajo académico y potenciar la creatividad docente. Pero también alerta sobre un riesgo latente: que esta tecnología, al estar en gran medida al alcance del público en versiones gratuitas, pueda ser usada de forma limitada, pasiva o sin un conocimiento profundo de su funcionamiento. La falta de alfabetización digital, insiste, amplía la brecha entre los usuarios conscientes y aquellos que la utilizan sin criterios técnicos ni éticos claros. 

La preocupación por el marco regulatorio se repite en la voz de Pablo Ruiz Aguirre, prorector de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE). Desde una perspectiva filosófica y jurídica, Ruiz advierte que el derecho, en su estructura tradicional, no ha logrado alcanzar la velocidad con la que avanza la tecnología“No estamos preparados ética ni legalmente para la autonomía de las máquinas”, sostiene.

La falta de regulaciones, la inercia de los sistemas legislativos y la ausencia de un debate ético amplio han dejado a la sociedad desprotegida frente a dilemas nuevos, como la propiedad intelectual de los contenidos generados por IA, la veracidad de las identidades digitales o el impacto emocional de las experiencias inmersivas en el metaverso.

En sus palabras, “una cosa es que todos podamos acceder al conocimiento y otra cosa es que sepamos qué es cierto y qué no”

En el ámbito técnico, la Universidad Nacional de Loja (UNL) también promueve una comprensión científica de la IA. Marlon Maldonado González, docente e investigador de la carrera de Pedagogía en Ciencias Experimentales Informáticas, resalta los límites actuales de la IA: el consumo energético elevado, la dependencia del diseño de datasets y, sobre todo, los sesgos algorítmicos.

“La IA hereda los prejuicios que vienen en los datos con los que se ha alimentado y sus respuestas están plagadas de dichos sesgos”, afirma.

Esta aseveración subraya la necesidad urgente de contar con herramientas de auditoría, de garantizar la transparencia algorítmica y de promover una regulación tecnológica efectiva, capaz de proteger a los usuarios frente a decisiones automatizadas que impactan directamente en sus derechos y libertades

Pese al rezago que enfrenta el país en el desarrollo de una política tecnológica integral, la UTPL ha adoptado una posición activa frente a este desafío. Desde la institución, se reconoce la responsabilidad de las universidades como intermediarias entre la complejidad técnica y la comprensión ciudadana al traducir los avances tecnológicos a un lenguaje accesible y pertinente para la sociedad. Bajo este parámetro, se observa con atención el trabajo de iniciativas internacionales como el Centro Nacional de Inteligencia Artificial de Chile, que articula investigación, formación pública y aplicación tecnológica con miras a fortalecer el desarrollo económico. En contraste, en Ecuador, las acciones en torno a la inteligencia artificial permanecen aisladas y con escasa visibilidad institucional. 

 

Estudiantes realizan prácticas en el laboratorio de Inteligencia Artificial de la UTPL

 

En conjunto, las reflexiones de los tres académicos evidencian un consenso: la IA debe ser comprendida como una herramienta poderosa, pero su uso no puede estar desconectado de una responsabilidad social. Los desafíos técnicos, éticos y educativos que plantea esta revolución tecnológica no se resuelven únicamente desde el campo de la informática o el diseño algorítmico; requieren de una mirada humanista, crítica y colaborativa, en la que confluyan docentes, estudiantes, investigadores, gobiernos y ciudadanos. 

En ese sentido, el trabajo que impulsan las universidades de la ciudad de Loja representa un esfuerzo valioso por integrar la inteligencia artificial a los procesos educativos desde una perspectiva responsable. No se trata solo de incorporar nuevas herramientas al aula, sino de formar individuos capaces de comprender el impacto de estas tecnologías en sus vidas, en la sociedad y en el mundo. El reto que plantea la inteligencia artificial va más allá del desarrollo tecnológico: implica además la necesidad de construir una humanidad más consciente, crítica y preparada para afrontar los cambios que esta transformación conlleva.

 

En la UTPL estamos comprometidos con la investigación y el conocimiento. ¡Sé parte de la comunidad de estudiantes más grande del Ecuador!

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