Según datos del Observatorio Social del Ecuador, desde el 2019 más de 5 300 personas se quitaron la vida, lo que podría traducirse en que aproximadamente existen de 2 a 3 suicidios por día. Entre el grupo de personas que optaron por el suicidio se evidencia una población joven que va desde los 15 a los 30 años.
Los expertos afirman que un gran grupo de personas experimentan alguna vez en su vida, episodios en los que desean suicidarse, donde alguien considera renunciar definitivamente a su existencia, mismos que pueden variar desde tendencias fugaces hasta una planificación detallada. Sin embargo, si estos son pensamientos muy frecuentes o intensos representarán un factor de riesgo contra la vida de una persona.
Por esta razón, para prevenir el suicidio es importante identificar cuáles son los síntomas más comunes que las personas presentan antes de una decisión de suicidio, que pueden ser aislamiento de la sociedad, consumo de drogas o aumento en el consumo de estupefacientes, cambios inusuales en hábitos alimenticios o alteración del sueño, ansiedad y depresión.
Estos síntomas pueden ser percibidos por familiares o amigos cercanos a la persona que pasa por esta situación, sin embargo, es necesario que un profesional brinde un diagnóstico acertado con la finalidad de establecer un tratamiento que le ayude a mejorar y sanar plenamente.
Aranzazu Cisneros, coordinadora de la Maestría en Psicología Clínica con mención en Psicología de la Salud de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), comenta que las situaciones más comunes son la depresión, ansiedad o uso excesivo de sustancias ilícitas. Además, de que las poblaciones más vulnerables o susceptibles son las que presentan falta de recursos económicos.
Desde marzo, hasta noviembre del 2020, se registraron 220 suicidios en Ecuador, de los cuales, la mayoría se asociaron con el aislamiento social, una circunstancia que empeora la situación psicológica de una persona, afectando más a quienes ya venían con algún trastorno del estado de ánimo o de consumo de sustancias ilícitas, afirma Cisneros.
A esto, se suma una alerta activada en Ecuador, en el año 2020 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre la situación del suicidio, debido a que año a año, ha ido aumentando en un 2% catalogando que esta es la segunda causa de muerte entre adolescentes y adultos jóvenes. La alarma se difundió con la misión de que las instituciones educativas, municipios, Gobierno y la comunidad en general promuevan la concientización de los principales factores de riesgo del suicidio.
“Desde la Maestría de Psicología de la UTPL trabajamos con el Ministerio de Salud Pública, en el cual brindamos atención psicológica especializada por medio de la línea de emergencia *171. De la misma manera, aportamos al Observatorio de Drogas y Salud Mental de la UTPL con la evaluación de más de 900 personas a nivel nacional identificando que las mujeres jóvenes son las que tienen mayor probabilidad de recurrir a esta decisión” señala Cisneros.
Los proyectos de cooperación mantenidos entre la academia y los órganos rectores o autoridades para frenar la ola de suicidios en Ecuador son clave para llegar con la atención necesaria a tiempo. Por ello, continuar trabajando en acciones conjuntas de apoyo, investigación y atención es primordial para no seguir perdiendo más vidas a causa de una situación que, detectada a tiempo, puede hacer la diferencia.
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