UTPL impulsa la investigación y educación de calidad con maestrías y carreras acreditadas internacionalmente

En un país donde la minería representa uno de los principales sectores productivos, los impactos ambientales derivados de esta actividad son una preocupación creciente. Los relaves mineros (residuos generados tras el procesamiento de minerales) suelen depositarse en piscinas de almacenamiento, lo que genera riesgos sísmicos, ecológicos y salubres. Frente a este desafío, la investigación dirigida a la innovación científica ofrece una ruta sostenible: transformar estos residuos en recursos útiles.
Con esa visión, Diana Jumbo, docente e investigadora del Departamento de Química de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), presentó un proyecto desarrollado en el marco de la carrera de Ingeniería Ambiental, enfocado en la elaboración de bioladrillos a partir del reaprovechamiento de relaves.
El objetivo, según explicó la investigadora, fue “elaborar un producto ambientalmente sostenible, pero también que sea resistente”.
Este trabajo forma parte de una línea de investigación que combina la remediación de suelos contaminados con la creación de materiales de construcción sostenibles. Se trata de una propuesta innovadora que integra tecnología, ciencia y compromiso ambiental, y que se articula en torno a una solución tangible: los bioladrillos o hidradrillos, diseñados con residuos mineros y bacterias con capacidad de inmovilizar metales pesados.
El proyecto se desarrolló en colaboración con la empresa minera UNICOR, que permitió acceder a dos tipos de relave: filtrado y no filtrado. A partir de estos materiales, el equipo de investigación aplicó un tratamiento con la bacteria Sporosarcina pasteurii, capaz de excretar carbonatos que cohesionan las partículas y reducen la contaminación.
“Este beneficio doble de este microorganismo nos ayuda a adicionar las partículas del relave, pero también a inmovilizar los metales”, subrayó Jumbo.
Desde el punto de vista técnico, el estudio contempló variables como el tipo de relave, presión de compactación, fluidez, concentración del microorganismo, tiempos de curado y condiciones ambientales. Mediante ensayos físicos, químicos y mecánicos, se comprobó que los bioladrillos alcanzaron una resistencia de hasta 15.76 megapascales, lo que superó el estándar establecido por la norma INEN 3066 para ladrillos clase A.
Uno de los logros más relevantes fue la reducción de la huella de carbono. Mientras un ladrillo convencional genera 0.22 kg de CO₂ equivalente, el bioladrillo desarrollado por la UTPL emite apenas 0.10 kg, gracias a que no requiere ser quemado durante su fabricación. A ello se suma su competitividad en el mercado: su costo estimado es de 0.21 centavos de dólar por unidad, frente a los precios comerciales que oscilan entre 15 y 24 centavos.
El impacto social también está presente. La reutilización de relaves mineros podría incorporarse a los planes de relaciones comunitarias que, por ley, deben implementar las empresas mineras. De hecho, los resultados de este trabajo ya han sido presentados a distintos actores locales, representantes de la empresa minera UNICOR, funcionarios del Ministerio del Ambiente y miembros de la academia con miras a promover emprendimientos locales y estrategias de desarrollo comunitario.
Más allá de lo técnico, esta investigación es un ejemplo de cómo la educación superior puede generar soluciones concretas y sostenibles.
“Ya llegamos a nuestro objetivo, que era elaborar un producto ambientalmente sostenible, pero también que sea resistente, que cumpla con estas características, mencionó Diana Jumbo”.
Este trabajo demuestra que la ciencia puede mirar a los residuos no como un problema, sino como una oportunidad. Un cambio de enfoque necesario para construir un futuro responsable con el entorno y coherente con los desafíos del presente.