UTPL marca empleadora líder en educación superior en Ecuador

La educación ecuatoriana arrastra un dilema estructural: ¿enseñar para sobrevivir en el sistema o formar para transformar el sistema? En medio de una sociedad polarizada, con brechas socioeducativas profundas, voces especializadas coinciden en que el rol de la infancia como agente de cambio sigue estando ausente en el diseño pedagógico nacional.
“El problema es que no creemos en los niños como interlocutores, nos cuesta verlos como sujetos capaces de cuestionar, de proponer, de movilizar. Si no empezamos a formar para imaginar un mundo distinto, lo que haremos es perpetuar el mundo que vivimos”, reflexiona Andrés Podlesky, director para América Latina de Sesame Workshop.
Aunque en el discurso oficial se habla de innovación educativa, pensamiento crítico y ciudadanía global, en la práctica las aulas siguen operando bajo una lógica de obediencia y repetición. Y eso, según los expertos, limita no solo el aprendizaje, sino también el desarrollo humano y social.
“La escuela aún está más preocupada por evaluar que por acompañar, por controlar que por inspirar. Hablamos de inclusión, pero rara vez nos preguntamos si el niño se siente escuchado, si entiende su papel en la comunidad, si sabe que puede cambiar lo que le rodea”, señala Sonsoles Perpiñán, especialista en Psicología Pedagógica y Atención Temprana de la Junta de Castilla y León (España).
A la voz de ambos expertos se suma Esperanza del Carmen Achupallas, docente de la Unidad Educativa Matilde Hidalgo de Procel, quien enfatiza que no se trata de sumar nuevas materias o proyectos. “Educar es una transformación de fondo. Porque de nada sirve enseñar contenidos de cambio climático o derechos humanos si no le damos al niño las herramientas para intervenir en su entorno, para ser parte activa de lo que sucede a su alrededor”, agrega la educadora.
Desde UNICEF, la mirada es clara: la escuela debe evolucionar y transformar el paradigma de ser un lugar donde el niño está para recibir. Tiene que convertirse en un espacio donde pueda construir, explorar y encontrar sentido a lo que aprende.
“Los niños tienen ideas, inquietudes, sueños. Pero si no se sienten parte de las decisiones que afectan su vida, si no les damos voz desde ahora, cuando sean adultos no van a querer ni sabrán ejercerla”, afirma con firmeza María Fernanda Porras, representante de UNICEF Ecuador.
En medio de este contexto, las universidades han empezado a repensar su rol en la formación de los futuros docentes. Una de ellas es la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), desde donde se promueve un modelo más humano y contextualizado.
“La pedagogía no puede ser neutral. Educar también es tomar postura. Si no enseñamos a los niños a leer el mundo críticamente, a reflexionar sobre su papel en la sociedad, entonces estamos dejando que otros —la televisión, las redes, los estereotipos— se encarguen de formarlos”, afirma María Elvira Aguirre, docente de la UTPL.
Por ello es urgente recuperar el vínculo emocional en el aula, que los niños se sientan validados, mirados, confiados. Un niño que se siente escuchado es un niño que se atreve a hablar. Y uno que habla, puede cambiar.
Las palabras compartidas por estos expertos fueron parte del Primer Encuentro Internacional para la Educación Inicial “Inspira y Educa”, organizado por el Ministerio de Educación con el respaldo de la UTPL. Más de 300 docentes de Loja, El Oro y Zamora Chinchipe participaron en este espacio que planteó un nuevo horizonte pedagógico.