La Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Agricultura y la Alimentación define a la seguridad alimentaria como el acceso físico y económico, a nivel de individuo, hogar y nación, a suficiente alimento que sea seguro y nutritivo, para satisfacer las necesidades alimenticias, con el objeto de llevar una vida activa y sana.
Sin embargo, existen amenazas a nivel mundial que ponen en peligro la seguridad alimentaria tales como el deterioro ambiental, el cambio climático, el agotamiento de recursos naturales como el agua y los suelos; más los efectos socioeconómicos provocados por la pandemia del covid-19.
De ahí radica la necesidad de que el ser humano, promueva cadenas productivas de origen animal y vegetal, en los cuales se destaque la innovación, con la finalidad de cubrir las necesidades básicas de una población local, regional, nacional e internacional.
Profesión en constante evolución
Con el pasar de los años, el ejercicio profesional del ingeniero agrónomo se ha revalorizado gracias al avance de la tecnología, es así que, actualmente se pueden implementar nuevas formas de producción tecnificada, rescatando y mejorando técnicas tradicionales que han sido transmitidas de generación en generación.
En el Ecuador, aún existe la tendencia cultural de los enfoques productivos; motivo por el cual, la malla curricular de la carrera de Agropecuaria de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) la presenta como la primera carrera en su rama que logró su rediseño con el objetivo de adecuarla a las necesidades que demanda la sociedad.
Para Natacha Fierro Jaramillo, docente e integrante del equipo de gestión de la calidad de dicha carrera, el perfil moderno del ingeniero agropecuario tiene más allá de una gran demanda laboral, un compromiso con la humanidad.
“El profesional agropecuario fomenta la sostenibilidad y el desarrollo rural, además que tiene como enfoque principal el cuidado del ambiente y evitar su deterioro, brindando alternativas innovadoras que sean viables, aplicables y que garanticen e impulsen el mantenimiento de las especies que forman parte de la alimentación de la humanidad”, añade.
Carrera con proyección
Ser un ingeniero agropecuario también implica tener un propósito. Para la docente, quienes optan por esta carrera, en la actualidad se enfrentan a un alto campo de especialización e investigación y por ende ocupación laboral que incluye el sector público y privado.
“Es una profesión que no solo está relacionada a actividades en el campo ya que el estudiante puede desempeñarse en empresas de consultoría agropecuaria, diseño de proyectos, áreas de calidad y producción en empresas alimenticias y emprender su propio negocio”, resalta.
Gracias a la infraestructura con la que cuenta la carrera, como la Estación Agropecuaria y sus laboratorios de vanguardia, los estudiantes cuentan con un grado de inmersión total en las competencias que demandan las investigaciones biológicas, asegurando la formación de profesionales con sólidos conocimientos científicos y tecnológicos, capaces de responder a las demandas de desarrollo agropecuario que supone la globalización. Así como migrar a una agricultura inteligente que vaya de la mano con la sostenibilidad y el cuidado del ambiente.
La alimentación es un requerimiento global para la supervivencia del ser humano, indistintamente de la raza y condición social, es por esto que la carrera de Agropecuaria de la UTPL, forma a los profesionales durante cuatro años y medio en distintas competencias y con base a las últimas tendencias mundiales en innovación tecnológica, para que una vez finalizada su formación generen empleo, sean capaces de diseñar y liderar proyectos sostenibles de producción agrícola pecuaria, aportando una invaluable ayuda para el desarrollo del país.
Conoce más de esta carrera disponible en Modalidad Presencial, a través de utpl.edu.ec/carreras/agropecuaria