El tabaco tiene múltiples efectos negativos en la salud de los jóvenes. La exposición a la nicotina durante la adolescencia puede afectar el desarrollo del cerebro, específicamente de las áreas relacionadas con la recompensa, la cognición y las emociones, lo que puede perpetuar el consumo de tabaco. Además, los jóvenes que fuman tienen más probabilidades de desarrollar problemas de salud mental como la depresión y un mayor riesgo de consumir otras sustancias adictivas.
El tabaco no solo afecta a los fumadores directos; de hecho, el humo de segunda y tercera mano presentan riesgos significativos, incluyendo problemas respiratorios y cardiovasculares. Los adolescentes que fuman tienen más probabilidades de experimentar problemas académicos y de desarrollo social, además de tener mayor riesgo de enfermedades crónicas en el futuro. Frecuentemente, este hábito inicia durante la adolescencia y se consolida en la etapa universitaria, muchas veces como una respuesta al estrés académico y social.
Estudios recientes han demostrado que aproximadamente uno de cada cinco estudiantes universitarios fuma tabaco de forma regular. Además, el uso del cigarrillo electrónico o vape ha aumentado considerablemente, pues muchos jóvenes han visto en ellos una alternativa "más segura" que el tabaco tradicional; sin embargo, esta percepción es engañosa y peligrosa.
Los jóvenes fumadores están en riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias, cardiovasculares y distintos tipos de cáncer a largo plazo. A nivel académico, el tabaco puede afectar la concentración, la memoria y, en general, el rendimiento. La dependencia a la nicotina puede llevar a problemas de atención y mayor ausentismo debido a problemas de salud relacionados al consumo.
El entorno social es uno de los principales factores en el fomento del consumo de tabaco entre los estudiantes. La presión de grupo y la búsqueda de integración social son motivos comunes para que los jóvenes empiecen a fumar. Además, el estrés relacionado con los exámenes y las demandas académicas incrementa la probabilidad de que los estudiantes recurran al tabaco como un medio de relajación, según un estudio de la Universidad San Jorge de Zaragoza.
El cigarrillo electrónico, inicialmente promocionado como una herramienta para dejar de fumar, ha ganado popularidad entre los jóvenes que nunca han fumado tabaco convencional. Estos dispositivos funcionan calentando un líquido, que generalmente contiene nicotina, saborizantes y otros productos químicos, para producir un aerosol que es inhalado por el usuario.
Aunque el vapeo elimina muchas de las toxinas producidas por la combustión del tabaco, no es inofensivo. La nicotina, presente en la mayoría de los líquidos de vapeo, es altamente adictiva y puede afectar el desarrollo cerebral en los jóvenes. Además, se han identificado otros riesgos para la salud como problemas respiratorios y cardiovasculares, así como lesiones pulmonares asociadas con ciertos productos de vapeo.
En Ecuador, alrededor del 14.9% de los jóvenes universitarios han reportado ser usuarios de estos dispositivos. Este aumento puede atribuirse a la percepción de que los cigarrillos electrónicos son menos dañinos que los cigarrillos convencionales y a la variedad de sabores que ofrecen.
La Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), comprometida con la salud de sus estudiantes, es un espacio 100% libre de humo de tabaco, donde fumar está estrictamente prohibido. Además, la UTPL organiza regularmente charlas sobre los peligros del tabaco y ha desarrollado investigaciones significativas, como la "Guía práctica para reducir el consumo de tabaco" difundida en 2022, para informar y educar sobre los riesgos del consumo de nicotina. Estas medidas buscan reducir significativamente el consumo de tabaco y promover un entorno académico más saludable, frente al aumento del uso de cigarrillos electrónicos entre los jóvenes.
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