Carlos Calderón, reconocido como un referente mundial en la Educación en Ingeniería

En un mundo en constante transformación, donde cada día somos bombardeados con titulares, videos, memes y estadísticas, el verdadero desafío ya no es solo acceder a la información, sino saber cómo interpretarla y qué hacer con ella. ¿Es verdad?, ¿es relevante?, ¿qué intereses se ocultan detrás? En este escenario, la educación y la lectura crítica trascienden su dimensión académica y se convierten en una herramienta esencial contra la manipulación y la desinformación.
María Pilar Núñez, docente de la Universidad de Granada, abordó este desafío durante el Primer Congreso de Innovación Educativa RIEU, celebrado en la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL). Allí, señaló que en la lectura crítica se trata de identificar sesgos, evaluar fuentes y cuestionar ideas.
“Podemos empezar a identificar sesgos en los textos, reconocer las perspectivas y opiniones subyacentes, podemos distinguir entre hechos objetivos y argumentos subjetivos, lo que nos permite entender la intención del autor y su contexto”, agregó la experta.
Otro aspecto clave es la capacidad de evaluar la evidencia presentada en un texto, lo que implica verificar la confiabilidad de las fuentes y analizar la solidez de los argumentos. Una lectura crítica nos lleva a preguntarnos si los datos están actualizados, si las fuentes son creíbles y si las conclusiones son válidas, para evitar así caer en la desinformación.
Además, nos permite detectar falacias o razonamientos erróneos en los textos, que a menudo son utilizadas de manera intencionada, pueden ser engañosas y llevarnos a conclusiones incorrectas. Al desarrollar esta habilidad, podemos identificar inconsistencias en los argumentos y confrontar ideas con mayor seguridad.
Asimismo, Núñez explicó que la alfabetización tradicional, entendida como la capacidad de leer y escribir, ya no es suficiente. La alfabetización ampliada trasciende estos límites e incluye la capacidad de interpretar, analizar y cuestionar los múltiples formatos y mensajes que consumimos a diario.
Por ejemplo, en el ámbito político, la lectura crítica puede ser la diferencia entre aceptar ciegamente una narrativa o cuestionarla con fundamentos. Del mismo modo, en el ámbito ambiental, una ciudadanía con habilidades críticas puede requerir acciones responsables a partir de una comprensión profunda de los problemas globales.
El desarrollo de una alfabetización ampliada debe comenzar desde la educación básica. Es fundamental que los sistemas educativos integren estrategias pedagógicas que enseñen a los estudiantes a leer de manera crítica, mediante el análisis de textos, imágenes, datos y mensajes multimedia. Esto no solo prepara a los jóvenes para ser ciudadanos informados, sino que también promueve el pensamiento autónomo y la creatividad.
Por otro lado, la formación docente juega un papel crucial. Los educadores necesitan herramientas y recursos que les permitan enseñar desde un enfoque crítico, que ayuden a sus estudiantes a comprender las múltiples capas de significado presentes en cualquier mensaje.
La desinformación es una de las amenazas más graves de nuestra era. En muchos casos, los mensajes están diseñados para apelar a emociones como el miedo o la indignación, que limitan la capacidad de los individuos para reflexionar y analizar. Sin un análisis profundo, las personas corren el riesgo de ser manipuladas por titulares sensacionalistas, teorías conspirativas o campañas de desinformación masiva. La capacidad de verificar fuentes, identificar argumentos falaces y comprender el contexto de los mensajes es, por tanto, esencial.