El hecho de que nuestras ciudades crezcan en infraestructura implica, en muchos casos, desarrollo económico y urbano ya que se emplea recursos que son invertidos de forma local, por ejemplo, a través de la contratación de mano de obra o de la adquisición de terrenos donde se realizan las construcciones. Sin embargo, también es necesario preguntarnos si este crecimiento territorial afecta al medioambiente y a los ciudadanos que habitan en un espacio determinado.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha definido al territorio como “una comunidad humana con sentido de pertenencia, simbólica y objetiva, en un espacio físico y con capacidad de construcción de un futuro común”. En 2019 la Cepal emitió un documento en el que aborda cómo se debe realizar la planificación para un desarrollo territorial sostenible en Latinoamérica y El Caribe, haciendo énfasis en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de Naciones Unidas, los cuales proponen una ruta para enfrentar estos desafíos.
El texto puntualiza que lograr el desarrollo sostenible es posible mediante el diseño, implementación, seguimiento y evaluación de políticas públicas sobre planificación territorial, las cuales deben integrar simultáneamente las dimensiones económica, social y ambiental. Si eres un profesional y te interesa aprender sobre este tema, a continuación, te damos 5 claves para gestionar la planificación territorial con base en el desarrollo sostenible.
1. Lee el territorio desde sus particularidades: no todos los territorios son iguales
El desarrollo territorial se define en función de los problemas que se pretende resolver. Cada sociedad identifica estos problemas en distintos momentos y, por ende, “hacer territorio” conlleva construir un sentido de apropiación y pertenencia e implica armonizar las expectativas y necesidades del individuo con las del colectivo humano.
Es imprescindible reconocer la pluralidad del territorio (diversidad cultural, étnica y política) ya que esto marca una gran diferencia. Cada persona, independientemente del lugar donde nazca o resida, debe contar con las condiciones de vida y bienestar que satisfagan sus derechos universales para garantizar su dignidad, su realización plena y el real y efectivo ejercicio de su ciudadanía.
2. Piensa en qué oportunidades te brinda el contexto próximo a tu territorio
Existen condiciones y factores (medio ambiente, espacio público, infraestructura, etc.) que afectan por igual a quienes forman parte de un territorio. Se trata de bienes y servicios de uso común que perjudican o benefician a la colectividad en su conjunto. En varias ocasiones, el reconocimiento de la diferencia puede constituir una condición para la supervivencia del sistema territorial nacional como un todo.
Por ello se debe analizar las oportunidades existentes en el contexto próximo al territorio en el que habitamos, por ejemplo, en los ecosistemas estratégicos se da prioridad al cuidado y preservación de la diversidad y de eso depende las condiciones en cuanto a la producción de agua o a la reproducción de especies animales o vegetales.
El cuidado de esta diversidad puede ser una condición de supervivencia del sistema económico y debe ser preservado por medio de la acción de un profesional que planifique el territorio. Este debe considerar todos estos aspectos y generar consensos y políticas, poniendo en evidencia los contextos y actores, así como estrategias requeridas para responder a las situaciones y problemáticas del desarrollo.
3. Preserva los recursos de la naturaleza
La expansión de las ciudades, en su situación geográfica y demográfica, genera nuevos desafíos como la dotación de los servicios básicos de infraestructura: agua, energía, movilidad, saneamiento, vivienda. El hecho de que este crecimiento no sea acorde con el tamaño de la ciudad deteriora las condiciones de vida, lo que se expresa en costos ambientales como contaminación del agua y del aire, expulsión de desechos tóxicos, etc.
El transporte es la fuente principal de contaminación en las ciudades, la segunda son las emisiones industriales. Por tanto, la población urbana enfrenta una doble carga ambiental: los riesgos de la contaminación del aire y de la congestión, y las amenazas asociadas a la falta de acceso a agua segura y la inadecuada disposición de los desechos.
Es innegable la responsabilidad del profesional en planificación del territorio que debe incluir en sus propuestas de expansión territorial el cuidado del medioambiente y de los recursos naturales que posee una región determinada.
4. Incluye a la ciudadanía en la planificación de su territorio
La planificación de territorio debe nacer como una necesidad social. Hay que generar compromiso en los actores involucrados, es decir, mediante la participación y consensos de actores gubernamentales y de la sociedad civil. Es esencial iniciar con la gestión responsable de los recursos naturales, lo que implica la conservación de procesos ecológicos esenciales, de tal forma que se consiga mantener a largo plazo el potencial de utilización del suelo y los recursos que contiene.
También se debe mejorar la gestión pública y la coordinación administrativa, tomando como punto de partida la planificación integrada y la coordinación intersectorial e interterritorial entre los diferentes entes administrativos, reconociendo el derecho a la diversidad, preservación de culturas, identidades, lenguas y costumbres propias que enriquecen a las sociedades, sus economías y sus democracias.
5. Ordena el territorio de acuerdo a sus capacidades humanas y territoriales
En el ámbito territorial puede destacarse el avance en las tecnologías de georreferenciación y análisis geoespacial, lo que ha permitido expandir el conocimiento de las dinámicas espaciales a un gran nivel. Esto es de gran relevancia en un contexto de mayor complejidad y velocidad de las dinámicas territoriales, tanto en sus dimensiones urbanas como rurales, pues sufren el impacto de los vaivenes de la economía mundial, los fenómenos asociados al cambio climático y las dinámicas migratorias internas e internacionales, entre otros procesos.
Con estas herramientas se puede obtener conocimientos y relacionar datos, lo que no habría sido posible con el análisis aislado de datos socioeconómicos, ambientales o geoespaciales. La ventaja hoy en día es que se puede ordenar del territorio de acuerdo con la demanda de los gobiernos para planificar y gestionar territorios sostenibles en sus diferentes escalas, que sean coherentes con las capacidades de cada territorio y que generen mejores posibilidades de vida para sus habitantes.
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