Proyectos de vinculación como estrategia para prevenir y controlar el dengue

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Cada 26 de agosto se conmemora el Día Mundial del Dengue, una fecha que recuerda la importancia de la prevención y el control a través de acciones sostenidas en el hogar y en la comunidad, especialmente en regiones tropicales donde el mosquito Aedes encuentra condiciones propicias para reproducirse. En este escenario, la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) cumple un rol activo mediante la formación de profesionales en salud y proyectos de vinculación comunitaria orientados a la educación sanitaria.

La docente Verónica Santiago Villarreal, del Departamento de Ciencias de la Salud, resalta que “la medicina preventiva no solo implica atender al paciente, sino también educar a la comunidad para evitar la propagación del virus”.

En Ecuador, el dengue mantiene una circulación constante con un incremento progresivo de casos. Según datos del Ministerio de Salud Pública, en 2019 se reportaron aproximadamente 8.568 casos, mientras que en 2024 los registros superaron los 61.000. Este aumento está vinculado al cambio climático, la urbanización y la acumulación de agua en recipientes domésticos. La realidad epidemiológica demanda integrar la vigilancia clínica con la comunitaria, tanto en época de lluvias como en periodos de sequía, un desafío que la academia asume al fortalecer capacidades diagnósticas y preventivas en los futuros profesionales.

Ante una picadura del mosquito, el abordaje clínico distingue tres categorías: dengue sin signos de alarma, con signos de alarma y dengue grave. El cuadro inicial suele presentarse con síntomas inespecíficos como fiebre, malestar, pérdida del apetito, náuseas, dolor abdominal y erupciones en la piel, que en la mayoría de los casos se resuelven de forma natural durante la fase febril.

Sin embargo,  Santiago comenta que “un grupo reducido de pacientes progresa hacia una etapa crítica caracterizada por manifestaciones hemorrágicas y alteraciones en la circulación sanguínea, que pueden incluir una caída de la presión arterial y una disminución en el flujo de sangre hacia los órganos vitales”.

Por esta razón, la vigilancia médica debe centrarse en las primeras 48 horas posteriores a la defervescencia o reducción de la fiebre, momento en el que aumenta la probabilidad de complicaciones.

Información esencial que tienes que saber sobre el dengue. Gráfico: IsGlobal

 

El diagnóstico depende tanto del tiempo que lleva la enfermedad como de la gravedad del cuadro. En los primeros cinco días, se puede utilizar una prueba de laboratorio (PCR) que detecta directamente el virus en la sangre y permite una confirmación temprana, aunque su costo hace que no siempre esté disponible. Pasado ese periodo, suele recurrirse a otro tipo de análisis que busca en la sangre defensas producidas por el organismo frente al virus, lo cual resulta más accesible. Para Verónica Santiago, el médico debe complementar estos resultados con la información sobre si la persona ha estado en contacto o proviene de zonas donde la transmisión del dengue es más frecuente, ya que este dato ayuda a decidir el tipo de prueba y el seguimiento adecuado.

El comportamiento del virus del dengue explica por qué la enfermedad puede presentarse de distintas formas. Se conocen cinco variantes del virus: cuatro circulan entre los mosquitos y las personas, mientras que una quinta se mantiene principalmente en ambientes selváticos. Cuando alguien se contagia por primera vez, desarrolla defensas solo contra esa variante específica, pero no contra las demás. Si en el futuro se infecta con un tipo distinto, el riesgo de presentar síntomas más graves aumenta. Este aspecto es clave para orientar al paciente al momento del alta y para planificar controles posteriores.

El tratamiento se basa en hidratación, control de la fiebre con paracetamol y manejo sintomático. En el primer nivel de atención, sobre todo en zonas rurales, la estrategia consiste en un seguimiento estrecho.

“El médico debe evaluar al paciente cada 48 horas y, en caso de no acudir al centro de salud, debe visitarlo en su domicilio. Si aparecen signos de alarma, el paciente debe ser derivado de inmediato a una unidad de mayor complejidad para recibir el tratamiento adecuado”, enfatiza Verónica.

La prevención primaria exige una visión integral del hogar y sus alrededores. Entre las medidas más efectivas se encuentran cubrir, vaciar y limpiar semanalmente los recipientes de agua, eliminar objetos que acumulen lluvia y lavar con frecuencia los bordes de los envases donde el mosquito deposita sus huevos. En los pacientes contagiados, el uso de mosquiteros evita que otros mosquitos los piquen y propaguen la infección a los miembros de la familia, reduciendo así la transmisión intradomiciliaria. La protección personal, mediante ropa de manga larga y repelente, resulta especialmente importante al amanecer y al anochecer, cuando el vector presenta mayor actividad. El empleo de insecticidas puede reforzar estas acciones, aunque nunca sustituye la eliminación de los criaderos.

En este ámbito, la UTPL refuerza la formación académica y la vinculación comunitaria. Asignaturas como Microbiología, Infectología y Medicina Familiar y Comunitaria fortalecen la capacidad de identificar casos, definir su manejo y comunicar riesgos. Los proyectos de vinculación con barrios y parroquias permiten llevar charlas y acciones educativas que promueven cambios en el manejo del agua y los residuos, para consolidar así la prevención desde la base social.

Verónica Santiago comenta que: ”la comunicación sanitaria es un pilar fundamental en la respuesta. Explicar cómo se transmite el virus, cuánto tiempo permanece infectante el mosquito y el período de contagio en las personas enfermas ayuda a que las familias adopten medidas acordes con su realidad. La educación transforma hábitos cotidianos en barreras efectivas contra el vector, desde el cuidado de bebederos de mascotas hasta la revisión de jardines y patios tras lluvias intermitentes”.

El Día Mundial del Dengue invita a consolidar estos aprendizajes en el territorio. La práctica clínica organizada, la vigilancia epidemiológica y la cultura preventiva en los hogares se fortalecen cuando la academia asume un rol activo. En esta línea, la UTPL integra docencia, servicio y comunidad, e impulsa un control que articula prevención, diagnóstico oportuno, seguimiento y referencia adecuada con el objetivo de reducir complicaciones y sostener la capacidad de respuesta de los equipos de salud.

  

Desde la UTPL trabajamos en proyectos de vinculación que aportan al desarrollo sostenible

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