En los últimos años, varios países de la Región Andina, incluyendo Ecuador han sido afectados por grandes desastres naturales en áreas urbanas y rurales. Entre las principales causas se puede identificar que la ubicación geográfica del país representa un alto grado de vulnerabilidad y riesgo ante diversas amenazas de la naturaleza.
Según datos publicados por la Organización Panamericana de la Salud, Ecuador está ubicado en quinto puesto del ranking mundial de puntos calientes de desastres; es decir, que está expuesto a amenazas geológicas como sismos y erupciones volcánicas, y a amenazas hidrometeorológicas tales como inundaciones, vendavales, sequías, deslizamientos de tierra y tsunamis, lo cual lo hace más vulnerable.
A pesar de la existencia de instituciones nacionales que se enfocan en la prevención de los desastres naturales, se registran escasos profesionales en la Gestión de Riesgos y Desastres; de hecho, las personas que actualmente toman importantes decisiones en esta rama, no cuentan con la formación y el conocimiento integral, lo que podría derivar en consecuencias devastadoras para la población.
Seguridad frente a posibles riesgos
Actualmente, el profesional en Gestión de Riesgos y Desastres es de gran relevancia según explica David del Pozo, director de esta carrera en la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), ya que “monitorea e identifica las amenazas y vulnerabilidades existentes en el territorio, con el objetivo de salvaguardar la integridad de las personas mediante la prevención y reducción de riesgos, así como el manejo de emergencias en situaciones adversas tales como inundaciones, sequías, erupciones volcánicas, incendios forestales, terremotos, tsunamis o emergencias en eventos masivos”.
El profesional, al especializarse en la planificación y construcción de procesos tanto para situaciones previsibles como no previsibles, utiliza herramientas tecnológicas de punta, como sistemas cartográficos y de información geográfica, los mismos que ayudan a monitorear e identificar los sitios más propensos para desastres.
Por ser una profesión que se enfoca en riesgos y amenazas ambientales que pueden generarse no solo a nivel industrial o empresarial, sino a nivel de ecosistema y ordenamiento territorial; Pozo señala que es sumamente importante que dentro de la malla curricular de la carrera se brinde a los estudiantes la opción de elegir especializaciones de acuerdo con los intereses y demanda del mercado, como son:
- Prevención de Riesgos: enfocada en la aplicación de los sistemas de información geográfica para monitorear y evaluar sitios que puedan ser propensos a ocurrencias de riesgos.
- Mitigación y Preparación para la respuesta: consiste en evaluar y aplicar tecnologías que puedan minimizar las posibilidades de ocurrencia de riesgos.
- Responder y Recuperar: se enfoca en el fortalecimiento institucional, con la aplicación y ejecución de políticas adecuadas que sirvan a la sociedad para salvaguardar su integridad contra posibles amenazas y riesgos.
Profesionales de vanguardia
“Los profesionales graduados en esta rama tienen oportunidades en varias industrias como petroquímicas, camaroneras y demás que representen riesgos naturales mayores. Así como en ONG’s, consultoras, centros académicos, de investigación y de emprendimiento. También en instituciones públicas enfocadas al servicio nacional de emergencias y monitoreo del cambio climático, GADS provinciales y cantonales que no cuentan con este tipo de profesionales”, menciona David del Pozo.
Para conocer más de esta carrera puede hacerlo en utpl.edu.ec/carreras/riesgos