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El Día Internacional de los Zurdos se conmemora cada 13 de agosto, iniciativa impulsada por The Left-Handers Club, que en 1992 instauró esta fecha para visibilizar los derechos y las dificultades que experimentan las personas zurdas. Una encuesta del club reveló que alrededor del 10% de la población usa la mano izquierda, lo que ha motivado a considerar con mayor seriedad las adaptaciones en el entorno, la educación inclusiva y la atención emocional hacia este grupo.
Desde la perspectiva psicopedagógica, la lateralidad influye directamente en la motricidad fina y en la ergonomía del aprendizaje.
Luz Zabaleta Costa, directora de la carrera de Psicopedagogía de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), explica: “Básicamente hay una diferencia de lateralidad, es decir, una preferencia neurológica y motora para utilizar más una mano que la otra”. Esta definición permite comprender que la zurdera no es una desviación, sino una variación natural que requiere ajustes en el ámbito educativo y laboral.
El predominio de diseños pensados para diestros como tijeras, pupitres, cuadernos con espiral o tazas con motivos orientados para servir con la mano derecha, provoca incomodidad y puede inducir posturas que, con el tiempo, generan problemas físicos. Esta incomodidad afecta la concentración y, en consecuencia, el aprendizaje. Zabaleta relata el caso de un estudiante que, al encontrar una banca adaptada, mejoró su postura y la toma de notas, lo que demostró la relación entre diseño y desempeño académico. En el plano cognitivo y emocional, Zabaleta advierte contra mitos persistentes y enfatiza que no se trata de una desventaja, sino de una variación neurológica normal.
Aclara que no hay una correlación generalizada entre ser zurdo y tener mayor creatividad o inteligencia, aunque el predominio de un hemisferio cerebral puede asociarse a ciertas habilidades en casos particulares. El enfoque sostiene, debe centrarse en la observación y adaptación, y se debe evitar juicios normativos.
La formación docente y la organización del espacio escolar son ejes clave para responder a estas necesidades. Según Zabaleta, es fundamental que los docentes observen y dialoguen con el estudiante para identificar necesidades específicas (como mobiliario adecuado, disposición del cuaderno o materiales ergonómicos) e intervenir de forma activa, para así integrar la diversidad de lateralidad en la planificación de actividades y recursos.
La UTPL ha incorporado medidas físicas en sus espacios. Todas las aulas cuentan con bancas para jóvenes zurdos, indica Zabaleta, y destaca que la institución mantiene políticas de inclusión, programas y acciones orientadas a garantizar acompañamiento y adaptaciones para estudiantes con necesidades educativas específicas.
Zabaleta afirma: "Hay que reducir factores de incomodidad que generan frustración y afectan la autoestima. Obligar a una persona a cambiar de mano puede provocar problemas emocionales y de autoconcepto”.
Por ello, insiste en la necesidad de una empatía operativa que no baste con que los usuarios tengan paciencia, sino que se requiera una actitud investigativa y un acompañamiento profesional que permita identificar y corregir las fuentes de incomodidad.
En la educación superior, este planteamiento exige coherencia entre políticas y práctica. Protocolos de inclusión claras, formación continua del profesorado en observación didáctica y recursos para adaptar materiales y mobiliario pueden transformar la experiencia académica de los estudiantes zurdos.
La conmemoración del Día Internacional de los Zurdos invita a revisar diseños de aula, materiales de uso común y prácticas docentes para atender todas las lateralidades. Desde la carrera de Psicopedagogía se han propuesto definiciones y estrategias que pueden guiar políticas institucionales. Como resume Zabaleta, la respuesta a la diversidad lateral debe ser técnica y pedagógica, con el compromiso de generar condiciones que permitan a cada estudiante desarrollarse con equidad y sin estigmas.