La inteligencia artificial en la educación, una mirada crítica desde la investigación

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La integración de la inteligencia artificial en la educación representa uno de los cambios tecnológicos más significativos en la pedagogía contemporánea. Su incidencia abarca desde la personalización del aprendizaje hasta la automatización de procesos administrativos y de evaluación. Sin embargo, su implementación conlleva desafíos complejos que deben ser abordados con rigor crítico y una perspectiva ética sólida. La investigación educativa se erige como el campo idóneo para analizar estos fenómenos, evaluar impactos y proponer marcos de actuación que prioricen el desarrollo humano sobre el tecnológico.

En este escenario, la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) articula programas de posgrado como la Maestría en Investigación en Educación, diseñada para formar profesionales capaces de entender, criticar y generar conocimiento en contextos educativos transformadores. Este programa, de modalidad en línea y duración anual, busca dotar a sus estudiantes de habilidades investigativas y analíticas avanzadas, con el fin de prepararlos para ser agentes de cambio en un entorno cada vez más influenciado por lo digital.

Las herramientas de IA prometen revolucionar los procesos de enseñanza-aprendizaje mediante la adaptación de contenidos, la retroalimentación instantánea y la predicción de desempeños. No obstante, su uso indiscriminado o acrítico puede derivar en consecuencias pedagógicas negativas.

Al respecto, Carlos García Torres, coordinador de la Cátedra UNESCO de Ética y Sociedad en Educación Superior de la UTPL, advierte que "la inteligencia artificial ha llegado a la educación, pero ha llegado de una manera que no es la mejor para fortalecer las capacidades y la individualidad de cada uno de los estudiantes. Ha llegado de una manera supersticiosa, como un camino corto para hacer tareas, pero un camino corto que, por desgracia, no hace mejor el proceso educativo, sino que, por el contrario, atenta contra las mejores cosas que puede ofrecer la educación superior".

 

La inteligencia artificial en la educación está transformando por completo cómo aprendemos y enseñamos

Esta reflexión subraya uno de los principales riesgos: la homogenización del pensamiento. Modelos de lenguaje amplio, como GPT-4 o Gemini, operan mediante mecanismos probabilísticos que priorizan respuestas plausibles sobre verdaderas, lo que puede llevar a la perpetuación de errores o alucinaciones cognitivas. La investigación educativa debe, por tanto, estudiar no solo la eficacia de estas herramientas, sino también sus sesgos estructurales, su transparencia algorítmica y su impacto en la capacidad crítica de estudiantes y docentes.

La formación de investigadores en educación, como la que impulsa la UTPL, resulta crucial para generar evidencia sobre cómo la IA puede potenciar o en su defecto, limitar procesos clave como la escritura académica, la construcción de marcos teóricos o el análisis de datos. García insiste en que escribir es pensar, y delegar esta capacidad a un sistema automatizado implica renunciar en parte al ejercicio intelectual que fundamenta el aprendizaje profundo.

Más allá del aula, la IA plantea desafíos éticos y sociales amplios. La brecha digital se acentúa en contextos con limitado acceso a energía, dispositivos o conectividad, como ocurre en diversas regiones de Ecuador. La implementación de tecnologías educativas basadas en IA podría, paradójicamente, profundizar desigualdades en lugar de reducirlas. Asimismo, surgen interrogantes sobre la autoría intelectual, la propiedad de los datos y los derechos de autor, temas que deben ser incorporados en la agenda de investigación educativa.

Frente a este panorama, el rol del docente se redefine hacia funciones de mayor especialización intelectual. Su labor se centra en ser un curador de información y un mediador crítico entre la tecnología y el estudiante.

Como señala García: "El profesor como curador, como cuidador, como revisor de la información que ofrece a sus alumnos y, a su vez, también como defensor del modelo de racionalidad de la universidad. La universidad ha sido, es y seguirá siendo siempre el modelo general de racionalidad al que mira la sociedad y no puede ser reemplazada por estas herramientas tecnológicas".

 

La IA ha trascendido de mera tendencia tecnológica a ser la fuerza transformadora en todos los aspectos de nuestras vidas

La UTPL, con más de 25 años de experiencia en educación a distancia y posgrados en línea, se posiciona como un espacio académico pertinente para liderar esta reflexión. A través de su oferta formativa y su producción científica, contribuye a formar profesionales que no solo utilizan tecnología, sino que investigan sus implicaciones con mirada ética y prospectiva.

El futuro de la IA en la educación dependerá en gran medida de la capacidad institucional y humana para orientar su desarrollo.  La investigación será la brújula que permita navegar entre la promesa de personalización del aprendizaje y el riesgo de erosión del pensamiento crítico, entre la innovación y la inequidad. Solo mediante un enfoque crítico, transparente y centrado en el ser humano se podrá asegurar que la inteligencia artificial sirva realmente a los fines de una educación transformadora e inclusiva.

 

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