El escritor literario, sea poeta o novelista, recurre a su intelectualidad y creatividad para generar o crear arte, pero ¿cómo se logra crear arte literario?, la respuesta es sencilla, a través del empleo de figuras retóricas o recursos literarios que son los medios a los que se recurre para embellecer el discurso y crear narraciones originales, con estilo propio.
La literatura, además de ser un medio de expresión estética, ha servido como medio de expresión del pensamiento. En este sentido, Carlos Vacacela Medina, director de la maestría de Literatura con mención en Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), menciona que siempre ha existido una relación entre la literatura y las demás artes, como la música o la pintura.
“Desde la mirada del creador, la literatura ha tendido muchos puentes con otras disciplinas artísticas, esto se refleja en la existencia de textos inspirados en obras pictóricas o en piezas musicales e, incluso, en obras escultóricas. Además, los propios textos literarios, en muchas ocasiones, han servido como punto de partida para la creación de esculturas, composiciones musicales o cuadros realmente memorables”, explica Vacacela.
Aunque la mayoría de las figuras retóricas se emplean en la literatura, su aplicación es notable en toda expresión artística, como en la música, a través de la combinación de las notas musicales; en la danza a través de una coreografía; o en la escultura y pintura, por la capacidad que tiene el artista para manifestar significados.
Las diferentes figuras retóricas permiten al artista salirse del uso habitual del lenguaje o expresión para otorgarle mayor emoción o vitalidad a una obra, cuyo único propósito es sorprender y causar emotividad en el lector. Por lo tanto, su función es adornar, embellecer, realzar un escrito para lograr la conmoción estética.
Bajo este escenario, y en medio del mundo globalizado en el que vivimos, la literatura se convierte en una pieza esencial para que las artes se sigan desarrollando y no desaparezcan, pues la sociedad entera necesita humanizarse. El mundo globalizado y altamente tecnológico nos vuelve cada vez más, seres aislados y menos atentos a lo que acontece en nuestro alrededor, la globalización y la tecnología están apagando la capacidad del ser humano de conmoverse.
Dentro de este contexto, estudiar literatura es un propósito de salud social e intelectual porque la literatura es un pilar fundamental en la formación integral de las personas, esta nos sensibiliza ante los problemas que aquejan a la sociedad, despierta la imaginación, la creatividad y el pensamiento crítico. En forma general, se puede concluir que la literatura cultiva la sensibilidad del niño y del joven, fortalece su individualidad y su creatividad.
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