Los mosquitos y su aporte al control biológico en la investigación

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El descubrimiento realizado en 1897 por Sir Ronald Ross, al demostrar la relación entre las hembras del género Anopheles y la transmisión de la malaria, marcó un punto de inflexión en el estudio de los insectos. A partir de ese hallazgo, la investigación avanzó en dos direcciones: por un lado, la necesidad de desarrollar medidas de prevención y control frente a las enfermedades; y, por otro, el reconocimiento del mosquito como un organismo con un papel biológico y ecológico complejo. Esta perspectiva ha permitido comprender sus funciones dentro de los ecosistemas, sus interacciones con otras especies y las implicaciones que su manejo conlleva tanto para los sistemas naturales como para las actividades humanas.

Desde la biología, los mosquitos y otros dípteros cumplen roles diversos en redes tróficas y procesos ecosistémicos. No todas las especies son vectores: algunas contribuyen a la polinización, otras a la descomposición de materia orgánica, y muchas forman parte de cadenas alimentarias que sostienen depredadores.

Diego Marín Armijos, investigador del departamento de Ciencias Biológica y Agropecuarias de la UTPL, resalta esa diversidad: “la mosca Syrphidae, además de polinizar, con sus larvas, ayuda a controlar plagas y, a nivel genético, interactúa con la mosca de la fruta”. Una observación que vincula taxonomía, ecología y aplicaciones prácticas en agricultura y control biológico.

 

Mosca de las flores, Syrphidae.

 

La condición de vector depende de interacciones biológicas específicas: la transmisión ocurre únicamente cuando el mosquito porta el agente infeccioso.

Marín subraya una distinción básica que suele pasar desapercibida: “no todos pican, sólo las hembras; los machos son polinizadores que se alimentan de líquidos y minerales”.

Desde la biología reproductiva, esa conducta hematófaga se explica porque las hembras requieren nutrientes adicionales para la maduración de los huevos, lo que explica su rol potencial como transmisoras de patógenos.

El paisaje y las prácticas humanas modulan la presencia y dinámica de poblaciones de mosquitos. En Loja-Ecuador, las condiciones térmicas y la disponibilidad de agua favorecen el desarrollo larvario, especialmente en zonas arroceras. Marín advierte sobre cambios altitudinales vinculados al clima y señala que, en lugares como Loja, situados entre los dos mil cien y dos mil doscientos metros de altitud, podrían presentarse casos de dengue o malaria debido al desplazamiento de los insectos hacia zonas más elevadas cuando las áreas cálidas resultan excesivamente calientes. Esta observación convierte a la biología de los mosquitos en un indicador de cambios ambientales y en una herramienta para planificar respuestas.

Frente a estos desafíos, la biología ofrece alternativas al control químico. En sistemas agrícolas y ganaderos, depredadores como escarabajos o libélulas reducen poblaciones larvarias, mientras que los coprófagos disminuyen hábitats para moscas al remover excretas. La UTPL impulsa líneas de investigación centradas en taxonomía, inventarios de Syrphidae, estudios de campo y tesis sobre control biológico. Estas iniciativas aportan conocimiento sobre especies, funciones y estrategias de manejo, a la vez que forman a estudiantes en prácticas de campo y laboratorio. Marín destaca la importancia de que la universidad genere y difunda información sobre las especies de insectos presentes, diferenciando cuáles resultan perjudiciales y cuáles cumplen funciones benéficas.

Controladores biológicos

 

La integración de métodos exige criterios basados en la biología del organismo objetivo. El control químico puede formar parte de la estrategia, pero requiere conocer la especie, su fenología y la fase vulnerable de su ciclo de vida para definir dosis y tiempos. El control biológico, en cambio, reduce la dependencia de químicos y actúa sobre poblaciones mediante enemigos naturales; aunque su eficacia debe evaluarse en condiciones locales a partir de inventarios y ensayos.

La educación científica y ambiental se perfila como eje para transformar percepciones y prácticas comunitarias. Datos rigurosos permiten tomar decisiones informadas y disminuir prejuicios frente a los insectos.

En palabras de Marín: “sería muy importante investigar y conocer cuáles insectos son benéficos y cuáles perjudiciales, para perder ese miedo que tenemos hacia ellos”. La vinculación universitaria con estudiantes y comunidades favorece la adopción de medidas de manejo basadas en evidencia.

La perspectiva biológica implica reconocer interdependencias: la eliminación de un grupo de insectos puede alterar procesos de polinización, control de plagas y estructura de comunidades, lo que genera efectos en cascada. De allí la relevancia de la investigación institucional y la formación de profesionales capaces de articular ciencia, gestión y comunidad.

Los inventarios taxonómicos, los estudios ecológicos y los programas de vinculación de la UTPL constituyen insumos clave para el manejo integrado y la planificación local. El desafío es avanzar de la descripción a la aplicación: identificar especies, comprender su rol, evaluar métodos de control y traducir ese conocimiento en soluciones prácticas.

 

En la UTPL estamos comprometidos con la investigación y el conocimiento. ¡Sé parte de la comunidad de estudiantes más grande del Ecuador!

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